El pueblo de Jehová puede aprovechar lo que Isaías describió como “la leche de naciones” (Is. 60:5, 16). Con las diferentes habilidades que tienen los hombres y mujeres valiosos que están entrando al pueblo de Dios, se está predicando en 240 países y territorios, y se están editando publicaciones en más de 1.000 idiomas. En este tiempo del fin, la sacudida de las naciones está obligando a todas las personas a tomar una decisión: ¿apoyarán al Reino de Dios, o confiarán en los gobiernos de este mundo? Aunque los siervos de Jehová obedecen las leyes del país en el que viven, se mantienen completamente neutrales en asuntos políticos (Rom. 13:1-7). Saben que el Reino es la única solución a los problemas de la humanidad, y ese Reino no es parte de este mundo (Juan 18:36, 37). w21.09 17, 18 párrs. 13, 14
LECTURA SEMANAL DE LA BIBLIA. 2 CRONICAS 32.
Nuestra tendencia es pensar que cuando somos genuinamente fieles a Dios seremos inmunes a los ataques. La experiencia de Ezequías y de muchos otros hombres y mujeres de Dios nos dice lo contrario. Jehova Dios no permitió que el piadoso rey fuera perturbado hasta que no hubiera completado la reforma que había comenzado.
Ezequías trató imprudentemente y sin éxito de satisfacer a Senaquerib con oro y tesoros del templo. No funcionó, y después de conquistar casi todas las ciudades fortificadas de Judá, el rey de Asiria se preparó para poner sitio contra Jerusalén.
Cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad: Esto se hizo en preparación para el asedio que estaba por venir, y posiblemente en relación con el túnel que Ezequías ordenó que se cortara para mantener seguro el suministro de agua dentro de la ciudad. El suministro de agua de Jerusalén era vulnerable a cualquier ataque, ya que dependía totalmente de dos manantiales. El ejército asirio sufrió mucho por esto.
Ezequías entendía que la defensa de Israel no dependía solo de muros y torres y escudos y suministros de agua; también dependía de la fuerza, el coraje y la determinación de sus soldados. “Tenemos más poder que ellos. Él cita estas palabras del profeta Eliseo.
Mientras la mayor parte de su ejército estaba ocupado en Laquis, Senaquerib envió algunos hombres a Jerusalén para hacer preparaciones para el asedio, especialmente con combate psicológico. La mención de Laquis es históricamente importante. Laquis estaba al suroeste de Jerusalén. Los arqueólogos han descubierto un pozo allí con los restos de unas 1.500 víctimas del ataque de Senaquerib. En el Museo Británico, puedes ver la talla asiria que representa el asedio de la ciudad de Laquis, que fue una importante ciudad fortaleza de Judá.
Estos siervos de Senaquerib intentaron quebrantar la confianza que Ezequías y el pueblo de Jerusalén tenían en Jehova. Ezequías tenía su esperanza en una alianza con Egipto, y los asirios querían que perdiera la confianza en esa alianza. Como profeta, Isaías hizo todo lo posible para disuadir a Ezequías y a los líderes de Judá de poner su confianza en Egipto. En el pensamiento de Asiria, las reformas de Ezequías realmente desagradaron a Dios, por lo que no debía esperar ayuda de Jehová Dios de Israel.
El discurso de los asirios tenía la intención de destruir su confianza en Dios. Su mensaje era simple y brillante en su lógica satánica: “Los dioses de otras naciones no han podido protegerlos contra nosotros. Su Dios es como uno de ellos y tampoco puede protegerlos”.
Ezequías e Isaías fueron a la casa de Jehova y oraron con humildad y pasión, y Dios escuchó desde el cielo.
Con un simple y poderoso golpe, Dios destruyó este poderoso ejército en una noche. 185.000 murieron a manos del ángel de Jehová. El ejército asirio retrocedió sin siquiera haber disparado una flecha en Jerusalén. Este evento se clasifica, de hecho, junto con el cruce de Israel del Mar Rojo como uno de los dos mayores ejemplos de la intervención de Jehova para salvar a su pueblo. Dios le perdonó la vida a Senaquerib, no con misericordia, sino con ira, reservándole una muerte más terrible y vergonzosa a manos de sus propios hijos. Tal vez Senaquerib pensó que había escapado al juicio de Dios, pero no era así.
No se nos dice cómo se enfermó Ezequías. Puede haber sido por algo obvio para todos, o puede haber sido por algo conocido solo por Dios. Sin embargo, Ezequías se enfermó.
Lamentablemente, Ezequías no recibió este milagro con la gratitud que debería haber tenido. Sin embargo, se humilló por haberse enaltecido su corazón, y fue salvado de un juicio más grande.
Condujo el agua hacia el occidente de la ciudad de David: Este túnel fue una hazaña de ingeniería asombrosa. Construyó un acueducto para asegurar el agua dulce dentro de las murallas de la ciudad incluso durante los asedios.
No hay duda de que Ezequías comenzó como un rey consagrado y en general su reinado fue uno de consagración sobresaliente. Sin embargo, su comienzo fue mucho mejor que su final; Ezequías no terminó bien. Dios le dio a Ezequías el regalo de 15 años más de vida, pero los años adicionales no lo convirtieron en un hombre mejor ni más consagrado.
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Derramen su corazón delante de él (Sal. 62:8).
Cuando alguien a quien usted ama deja la verdad, es muy importante que siga fortaleciendo su amistad con Jehová y la de su familia. ¿Cómo puede hacerlo? Algo que le ayudará a mantener una fe fuerte es leer con regularidad la Palabra de Dios y meditar en ella, así como asistir a las reuniones. Pensemos en el ejemplo de Joanna. Su padre y su hermana dejaron la verdad. Ella cuenta: “Cuando leo sobre algunos personajes bíblicos como Abigaíl, Ester, Job, José y Jesús, siento una gran paz. Sus ejemplos llenan mi corazón y mi mente de pensamientos positivos que calman mi dolor”. Cuando se sienta muy angustiado, no deje de orar a Jehová. Suplíquele a nuestro cariñoso Dios que lo ayude a ver la situación como él la ve y que lo haga perspicaz y le enseñe el camino por el que debe ir (Sal. 32:6-8). Como es natural, tal vez le resulte muy doloroso contarle cómo se siente. Pero Jehová lo entiende a la perfección. Él lo invita a derramarle su corazón (Éx. 34:6; Sal. 62:7). w21.09 28 párrs. 9, 10

LECTURA SEMANAL DE LA BIBLIA. 2 CRONICAS 33
De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar: Esto significa que nació en los últimos quince años de la vida de Ezequías, los quince años adicionales por los que Ezequías oró (2 Reyes 20:6). Esos quince años adicionales llevaron a Judá a uno de sus peores reyes. Y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén: Este fue un reinado notablemente largo y malvado.
Manasés imitó los pecados tanto de los cananeos como de los israelitas del
reino del norte.
Manasés se opuso a las reformas de su padre Ezequías y devolvió a Judá a una terrible idolatría. Imitó a uno de los peores reyes de Israel: Acab. Adoptó el mismo culto patrocinado por el estado de Baal.
Ya era bastante malo para Manasés permitir esta adoración de ídolos en Judá. Peor aún, corrompió la adoración del Dios verdadero en el templo e hizo del templo un lugar de altares de ídolos, incluidos los dedicados a su culto de adoración astrológica (edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos). En ese momento, el Imperio de Babilonia estaba aumentando en influencia y tenían una atracción especial por el culto astrológico. Manasés probablemente imitó esto. Manasés sacrificó a sus propios hijos al dios cananeo Moloc, quien era adorado con la quema de niños. Manasés invitó a la influencia satánica directa mediante su aprobación e introducción de estas artes ocultas.
Esto significa que Manasés convirtió el templo en un burdel idólatra.
Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo: Esta es la gran misericordia de Dios. No tenía la obligación de advertirles o corregirlos; Dios habría estado completamente justificado al ejercer juicio de inmediato.
Dios permitió que Manasés fuera tomado y llevado cautivo, según el patrón de su propia esclavitud pecaminosa. Manasés no fue el primero (ni el último) en volverse a Dios después de una severa temporada de angustias. Los asirios eran notoriamente un pueblo feroz, y Manasés, habiéndolos provocado, sintió toda la degradación, el desprecio y la crueldad que la ira podía inventar. Jehova Dios restauró a Manasés que tardó tanto en arrepentirse. Se convenció por su propia experiencia del poder, la justicia y la bondad de Dios, de que solo Jehová era el Dios verdadero, y no esos ídolos a los que había adorado.
Cómo sería para el resto de los creyentes en Jerusalén escuchar que Manasés regresaba de Babilonia. Tuvieron una breve pausa en la persecución que habían sufrido por parte del malvado rey, y al menos una desaceleración en la promoción oficial de la idolatría. Ahora, escuchar que él regresaba debió haberlos puesto de rodillas, pidiendo a Dios que tuviera misericordia de ellos una vez más. Imagínese su sorpresa cuando descubrieron que el rey Manasés regresó como un hombre convertido y arrepentido.
Antes de ser humillado y arrepentirse, a Manasés no le importó mucho la defensa de Judá y Jerusalén. Ahora, con una perspectiva más piadosa, se preocupó profundamente por la seguridad del pueblo de Dios y el reino de Judá. Antes de ser humillado y arrepentirse, Manasés promovió la adoración de los ídolos. Ahora, destruyó ídolos y promovía la adoración del verdadero Dios de Israel; incluso mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel.
Manasés fue un rey notablemente malo y malvado, pero al final de sus días se arrepintió verdaderamente y sirvió a Dios. De esta forma, podemos decir que era muy cierto que durmió Manasés con sus padres. Sin embargo, su arrepentimiento fue demasiado tarde para cambiar a la nación.
Amon, dos años reinó en Jerusalén: Este reinado inusualmente corto es una indicación de que la bendición de Dios no estuvo sobre el reinado de Amón. Es probable que uno de los mayores dolores del arrepentido Manasés fuera que sus hijos, y otros que fueron influenciados por su pecado, no se arrepintieran también.
De alguna manera, se podría decir que el pueblo de Judá tuvo estos reyes malvados por más de 50 años porque eso es lo que quisieron. Dios les dio los líderes que querían y merecían. Ahora, cuando la gente del reino se volvió hacia la piedad, Dios les dio un rey mejor.
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Este es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación. Escúchenlo (Mat. 17:5).
Después de la Pascua del año 32, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan fueron testigos de una visión asombrosa. En una montaña alta, posiblemente en una de las estribaciones del monte Hermón, Jesús se transfiguró delante de ellos. La Biblia cuenta: “Su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió brillante como la luz” (Mat. 17:1-4). Los apóstoles oyeron a Dios decir: “Este es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación. Escúchenlo”. Por su forma de vivir, los tres demostraron que de veras escuchaban a Jesús, y nosotros queremos seguir su ejemplo. Cuánto agradecemos que Jehová con amor nos dirija por medio de Jesucristo, que es “cabeza de la congregación” (Efes. 5:23). Tal como los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, estemos decididos a escucharlo. Si lo hacemos, recibiremos muchas bendiciones ahora y seremos felices por toda la eternidad. w21.12 22 párr. 1; 27 párr. 19
Te disciplinaré hasta el grado debido (Jer. 30:11).
En Corinto había un cristiano que tenía una conducta inmoral, pues estaba viviendo con la esposa de su padre. El apóstol Pablo le dijo a la congregación de Corinto que lo expulsara. La conducta inmoral de este hombre estaba afectando a una parte de la congregación. Incluso había algunos que pensaban que no se trataba de un pecado tan grave (1 Cor. 5:1, 2, 13). Algún tiempo después, Pablo se enteró de que el pecador se había arrepentido de verdad. Así que les dijo a los ancianos: “Deben perdonarlo bondadosamente y consolarlo”. Y les explicó por qué: “Para que no se sienta abrumado por estar demasiado triste”. Pablo sintió lástima por este hombre que se había arrepentido. El apóstol no quería que se sintiera tan abrumado y aplastado por la culpa que dejara de buscar el perdón (2 Cor. 2:5-8, 11). Como sucede en el caso de Jehová, a los ancianos les encanta mostrar misericordia. Actúan con firmeza cuando es necesario, pero muestran misericordia cuando es posible si hay una razón de peso para hacerlo. Si no disciplinaran al pecador, no estarían mostrando misericordia, sino que estarían siendo permisivos. w21.10 11, 12 párrs. 12-15
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