UNA RECTIFICACION A TIEMPO DE APOLO

Estimados visitantes de este blog:

Quien suscribe ha estado en un prologando mutismo provocado por problemas personales los cuales me han distraído del tiempo y las energías para escribir como esporádicamente hacía.

Al reflexionar en lo que es más conveniente para mi espiritualidad y la de mi familia, he decidido disminuir de forma drástica mi participación en los medios virtuales y concentrarme en brindar ayuda directa a personas a las cuales puedo ver y palpar.

Esto de ningún modo significa que no sienta interés en ayudar a los que conocí “virtualmente”, sino que considero más efectivo el contacto real que el virtual.

De ahí que les recomiende reflexionar y ser equilibrados en este aspecto, pues a veces tendemos a sacrificar lo real por lo virtual.

En cuanto a la SWT, me he propuesto dejar de participar en externar críticas irreflexivas sobre su proceder, pues no me puedo erigir en un juez, siendo un servidor sujeto también a cometer errores.

No se pueden negar los errores que la SWT ha cometido y que de seguro seguirá cometiendo, pues no existe sobre la tierra una organización compuesta por seres humanos imperfectos que pueda librarse del error.
Hay que ser cauto en atribuirle malicia y premeditación a estos errores. En todo caso han sido precedidos de buenas intenciones.

De los tj se pueden decir muchas cosas, a favor y en contra, pero lo que no ses le puede regatear es su militancia y su celo. Por su fe están dispuestos a hacer muchos sacrificios, y eso es de gran valor a los ojos de Dios, a pesar de algún equívoco, sea en sus políticas o hasta en alguna doctrina.

Al final de cuentas lo que importará serán las obras y no las promesas.
No deseo que me confundan con algunos que son críticos acerbos, y que han satanizado a la SWT, y han ido en su amargura hasta a blasfemar contra Dios y Su Palabra.

Siento mucho dolor por la situación espiritual árida que algunos manifiestan. Es mi deseo que algún día despierten y se den cuenta de que están dando “coces contra los aguijones”, que ese proceder termina haciéndole mucho daño a quien lo propicia.

El cristianismo es un modo de vida. Es acción y no pasividad. Es muy fácil quedarse en las gradas y criticar las acciones de los otros, para excusar nuestra actitud fría e indolente.

Esto no quiere decir que no tenga mis discrepancias con la SWT, pero al verlas en perspectiva no son lo suficientemente importantes para rechazarla de plano.

En lo adelante me concentraré en edificar a seres de carne y hueso, y animo a los que se siente confundidos a evitar un espíritu hipercrítico, a desarrollar confianza en Dios, quien todo lo ve y tiene la facultad de leer los corazones.

El ser inquisitivos y analíticos es una virtud y una fortaleza, pues nos ayuda a mantener el deseo por aprender y por alimentarnos espiritualmente. Pero puede ser una debilidad que nos lleve por las sendas del error.

Puede pasarnos como al niño que un padre amoroso, ante su insistencia e interés, le regala un pollito, de tanto apretarlo lo puede matar, y al hacerlo llora desconsoladamente.

No apretemos tanto que matemos nuestra fe o la de otros que son más débiles.

El camino en solitario no es para todo el mundo. La congregación, aún con sus defectos, puede proveer la estabilidad que necesitamos. Creo que no es tan difícil asegurarnos de lo más importante y desechar lo superfluo y tolerar lo que es fruto de las imperfecciones humanas.

Mi ardor y mi celo me hicieron un daño del cual soy consciente y con la ayuda de Dios, voy a reparar.

Me compadezco de los débiles y nunca fue mi intención herirlos. Por eso cuidé mucho el lenguaje que usé en estos medios.

Acerquémonos a nuestro Padre Celestial e imploremos su ayuda. Su mano no es corta, ni su oído es pesado. Con lo ojos de la fe veremos la respuesta a nuestro clamor por ayuda. Lean los Salmos, en especial, pues retratan situaciones con las que podemos sentirnos identificados.

Vivimos tiempos muy dificultosos, donde ha aumentado el nivel de vida, pero han disminuido los valores espirituales que cohesionaban a la sociedad. Sólo nuestra espiritualidad nos ayudará a mantener la serenidad y la paz en medio de tanta tribulación.

La receta egoísta de este mundo, que nos hace pensar que podemos salir por nuestra cuenta de los problemas que nos agobian, es rotundamente falsa.

No desperdiciemos energías en cuestiones que no edifican y que producen discusiones estériles y baladíes. La falta de fe reside en el corazón, de ahí que si no existe una buena disposición, aún el mejor de los argumentos caerá en el vacío, y ni un milagro del cielo logrará que se tenga fe en Dios. Hay ejemplos bíblicos aleccionadores de individuos obstinados en extremo: El Faraón de los tiempos de Moisés es uno de ellos.

No me quejo del trato recibido en este lugar, pues a pesar de las discrepancias, hubo en su mayoría un respeto mutuo. Lamento que en el calor de las discusiones me expresaran expresiones hirientes y desafiantes. Los que lo hicieron pueden contar con mi perdón. A su vez pido que me perdonen si ofendí a alguien en particular, no fue mi intención de corazón.

Quizás alguien se sienta tentado a buscar expresiones mías y juicios que emití y piense que no soy coherente. Simplemente reconozco que me faltó la debida prudencia, y al reflexionar he hecho las paces con Dios y con mi conciencia, que es lo más importante.

Un abrazo a todos. Cuenten con mis oraciones a su favor, para que nuestro Padre Celestial los cuide y le fortalezca su fe (Números 6:24-26).


Apolo