LAS ULTIMAS HORAS DE JESUS. (PRIMERA PARTE)
MATEO: Ahora bien, después de haber dicho todas esas cosas, Jesús les dijo a sus discípulos: 2 “Como ustedes saben, dentro de dos días es la Pascua y el Hijo del Hombre va a ser entregado para que lo ejecuten en el madero”.
El primer día de la Fiesta de los Panes Sin Levadura, los discípulos de Jesús vinieron a preguntarle: “¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua?”.
MARCOS: Ahora bien, el primer día de la Fiesta de los Panes Sin Levadura, cuando tenían la costumbre de ofrecer el sacrificio de la Pascua, sus discípulos le preguntaron: “¿Adónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas la Pascua?”.
LUCAS: Entonces llegó el día de la Fiesta de los Panes Sin Levadura, en el que hay que ofrecer el sacrificio de la Pascua. 8 Así que Jesús envió a Pedro y a Juan con estas instrucciones: “Vayan y preparen la Pascua para que la comamos”. 9 Ellos le preguntaron: “¿Dónde quieres que la preparemos?”.
JUAN: Ahora bien, antes de la fiesta de la Pascua, Jesús sabía que le había llegado la hora de irse de este mundo para volver con el Padre. Por eso, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el final.
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Lo que se relata en Mt 26:1-5 ocurrió el 12 de nisán, porque el versículo 2 dice: “dentro de dos días [el 14 de nisán] es la Pascua”. Fiesta anual que se celebraba el 14 del mes de abib (más tarde llamado nisán) para conmemorar la liberación de los israelitas de Egipto. Se mataba y se asaba un cordero o un cabrito, y luego se comía con verduras amargas y pan sin levadura.
El primer día de la Fiesta de los Panes Sin Levadura. Esta fiesta comenzaba el 15 de nisán, un día después de la Pascua (14 de nisán), y duraba siete días (ver apén. B15). Sin embargo, en el tiempo de Jesús, la Pascua había llegado a estar tan relacionada con esta fiesta que a veces se les llamaba la Fiesta de los Panes Sin Levadura a los ocho días, incluido el 14 de nisán (Lu 22:1). En este contexto, la expresión “el primer día de” puede traducirse como “el día antes de” (comparar con una construcción parecida en Jn 1:15, 30, donde la palabra griega para “primer” [prṓtos] se traduce como “antes” en la frase “existía antes [prṓtos] que yo”). De modo que tanto el texto original en griego como la costumbre judía permiten interpretar que los judíos le hicieron la pregunta a Jesús el 13 de nisán. En las horas de luz del día 13 de nisán, los discípulos hicieron los preparativos para la Pascua, y la celebraron “después de caer la tarde”, cuando comenzaba el 14 de nisán.
Hijo del Hombre. O “Hijo de un Ser Humano”. La frase aparece unas 80 veces en los Evangelios y Jesús la usó para referirse a sí mismo. Se ve que así resaltaba el hecho de que era de verdad un ser humano, nacido de una mujer, y que era un humano equivalente a Adán. Por esa razón tenía la facultad de rescatar a la humanidad del pecado y la muerte.
Cuando anocheció. Es decir, cuando cayó la noche que dio comienzo al 14 de nisán. Después de caer la tarde. Es decir, después de la puesta del sol que dio comienzo al 14 de nisán.
habiendo amado. A partir de este capítulo de Juan, el amor se vuelve uno de los temas principales. En griego, en los primeros 12 capítulos de este Evangelio se usan el verbo agapáō (“amar”) y el sustantivo agápē (“amor”) 8 veces. Pero en los capítulos del 13 al 21 aparecen un total de 36 veces. En ningún otro lugar de la Biblia se deja más claro el profundo amor que Jesús siente por su Padre y por sus discípulos que en estos capítulos de conclusión. Por ejemplo, los cuatro Evangelios muestran el amor de Jesús por Jehová, pero solo Juan registra que Jesús dijo específicamente: “Amo al Padre” (Jn 14:31). También registra que, cuando Jesús se estaba despidiendo de sus discípulos, no solo dijo que Jehová lo amaba, sino también por qué (Jn 15:9, 10).
los amó hasta el final. La expresión griega usada aquí probablemente quiere decir hasta el final de la vida humana de Jesús. Sin embargo, algunos entienden que en este contexto se refiere a que los amó ‘al máximo’ o ‘en todo momento’.
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MATEO: Y mientras comían les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar”. 22 Al oír esto, los discípulos se llenaron de tristeza, y todos sin excepción se pusieron a decirle: “Señor, no seré yo, ¿verdad?”. 23 Él les respondió: “El que mete la mano conmigo en la fuente es el que me va a traicionar.
Judas, que estaba a punto de traicionarlo, le preguntó: “No seré yo, ¿verdad, Rabí?”. Jesús le contestó: “Sí, tú mismo lo has dicho”.
MARCOS: Después de caer la tarde, él llegó allí con los Doce. 18 Y, mientras estaban sentados a la mesa comiendo, Jesús les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar, uno de los que están comiendo aquí conmigo”. 19 Ellos se pusieron muy tristes y uno tras otro le fueron diciendo: “No seré yo, ¿verdad?”. 20 Él les dijo: “Es uno de los Doce, el que moja el pan conmigo en la fuente.
LUCAS: Así que, cuando llegó la hora, él se sentó a la mesa junto con los apóstoles.
JUAN: Estaban en plena cena y el Diablo ya había metido en el corazón de Judas Iscariote, el hijo de Simón, la idea de traicionar a Jesús. 3 Así que Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos y que él había venido de Dios y volvería con Dios, 4 se levantó de la mesa, puso su manto a un lado, tomó una toalla y se la ató a la cintura. 5 Luego echó agua en una palangana y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba atada a la cintura. 6 Cuando llegó a Simón Pedro, este le preguntó: “Señor, ¿tú me vas a lavar los pies?”. 7 Jesús le respondió: “Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero más adelante lo entenderás”. 8 Pedro le dijo: “No me lavarás los pies jamás”. Y Jesús le contestó: “Si no te los lavo, no eres uno de los míos”. 9 Simón Pedro le dijo: “Señor, entonces no me laves solo los pies, sino también las manos y la cabeza”. 10 Jesús le respondió: “El que se ha bañado está completamente limpio y solo necesita lavarse los pies. Y ustedes están limpios, aunque no todos”. 11 Y es que sabía quién lo traicionaría. Por eso dijo “No todos ustedes están limpios”.
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mete la mano conmigo en la fuente. La gente tenía la costumbre de comer usando los dedos o un trozo de pan a manera de cuchara. Esta frase podría ser también una expresión idiomática que significa ‘compartir una comida’. Comer con alguien implicaba tener una relación estrecha con esa persona. Volverse en contra de un compañero tan cercano se consideraba la peor de las traiciones (Sl 41:9; Jn 13:18). fuente. La palabra griega original se refiere a un tazón profundo del que se comía. La palabra griega original se refiere a un tazón profundo del que se comía. Algunos manuscritos antiguos tienen una lectura que se puede traducir como “la fuente común”, pero lo que aparece aquí en el texto principal se encuentra en la mayoría de los manuscritos más antiguos.
tú mismo lo has dicho. Expresión idiomática judía que se usaba para confirmarle a alguien que lo que él había dicho era verdad. Era como si Jesús aquí estuviera diciendo: “Tú lo has dicho, y lo que has dicho es cierto”. Al parecer, Jesús estaba indicando que Judas admitía con sus propias palabras que era él quien lo traicionaría. Al comparar este relato con el de Jn 13:21-30, se deduce que, en algún momento después de decir esto, Judas debió haber salido del cuarto antes de que Jesús instituyera la Cena del Señor. Judas vuelve a aparecer en Mt 26:47, cuando llega al jardín de Getsemaní acompañado de una multitud.
Se sentó o se reclino.
Estaban en plena cena. O quizás “Estaban preparando la cena”.
se la ató a la cintura. O “se ciñó”. La humilde tarea de lavarles y secarles los pies a otros normalmente la realizaba un esclavo (Jn 13:12-17). Pero en este caso la realizó Jesús. Así grabó en la mente de sus discípulos la actitud que Jehová quiere que tengan sus siervos. Puede que el apóstol Pedro, que estaba presente esa noche, estuviera recordando ese suceso cuando tiempo después les dijo a sus hermanos cristianos: “Vístanse todos de [o “cíñanse todos con”] humildad”
lavarles los pies a los discípulos. En el antiguo Israel, el calzado más común eran las sandalias. Como no eran más que una suela sujeta con correas al pie y al tobillo, era inevitable ensuciarse los pies de polvo y barro al ir por los campos y caminos. Por eso las personas solían quitarse las sandalias al entrar en una casa. Y era una muestra de hospitalidad que el anfitrión hiciera que le lavaran los pies a su invitado. La Biblia menciona esta costumbre muchas veces (Gé 18:4, 5; 24:32; 1Sa 25:41; Lu 7:37, 38, 44). Al lavarles los pies a sus discípulos, Jesús aprovechó esta costumbre para enseñarles una gran lección de cómo ser humildes y servirse unos a otros.
que llevaba atada a la cintura. O “con la que estaba ceñido”. O “se ciñó”. La humilde tarea de lavarles y secarles los pies a otros normalmente la realizaba un esclavo (Jn 13:12-17). Pero en este caso la realizó Jesús. Así grabó en la mente de sus discípulos la actitud que Jehová quiere que tengan sus siervos. Puede que el apóstol Pedro, que estaba presente esa noche, estuviera recordando ese suceso cuando tiempo después les dijo a sus hermanos cristianos.
no eres uno de los míos. O “no tienes parte conmigo”.
ustedes están limpios. El Maestro acababa de lavarles los pies a sus discípulos, así que estaban completamente limpios en sentido físico. Pero uno de ellos estaba sucio, o impuro, en sentido espiritual. Al igual que los hipócritas fariseos que limpiaban “por fuera la copa y el plato” pero por dentro los dejaban sucios, Judas Iscariote estaba limpio en sentido físico pero sucio, o impuro, en sentido espiritual.
sabía. Como Jesús era capaz de percibir los pensamientos y las intenciones de los que lo rodeaban, está claro que Judas, cuando fue elegido apóstol, no era un traidor (Mt 9:4; Mr 2:8; Jn 2:24, 25). Sin embargo, cuando empezó a desarrollar esa mala actitud, Jesús enseguida se dio cuenta y supo quién lo iba a traicionar. Y, a pesar de saberlo, le lavó los pies. Así que al principio Judas era fiel a Dios. Sin embargo, Jesús sabía por las profecías de las Escrituras Hebreas que sería traicionado por alguien de su círculo cercano (Sl 41:9; 109:8; Jn 13:18, 19). Y, cuando Judas comenzó a desviarse, Jesús se dio cuenta porque podía leer los corazones y pensamientos (Mt 9:4). Por otra parte, Dios, usando su capacidad de conocer el futuro, supo que una persona cercana a Jesús lo traicionaría. Pero esto no significa que hubiera predestinado a Judas para que fallara, ya que esto no estaría de acuerdo con las cualidades de Dios y su manera de tratar a los seres humanos.
desde el principio. se refiere a cuando Judas comenzó a actuar de forma torcida, de lo que Jesús se dio cuenta enseguida. El uso de esta expresión también muestra que Judas actuó de forma premeditada y planeada, no por un impulso.
CONTINUARA...…
LAS ULTIMAS HORAS DE JESUS. (SEGUNDA PARTE)
MATEO: Mientras seguían comiendo, Jesús tomó un pan y, después de hacer una oración, lo partió, se lo dio a los discípulos y les dijo: “Tomen, coman. Esto representa mi cuerpo”. 27 Y tomó una copa, le dio gracias a Dios y se la dio a ellos diciendo: “Beban de ella, todos ustedes, 28 porque esto representa mi sangre, ‘la sangre del pacto’, que va a ser derramada en beneficio de muchas personas, para que sus pecados sean perdonados. 29 Pero les digo que no volveré a beber más de este producto de la vid hasta el día en que beba vino nuevo con ustedes en el Reino de mi Padre”. 30 Por último, después de cantar alabanzas, se fueron al monte de los Olivos.
MARCOS: Mientras seguían comiendo, él tomó un pan, hizo una oración, lo partió, se lo dio a ellos y les dijo: “Tómenlo; esto representa mi cuerpo”. 23 Y tomó una copa, le dio gracias a Dios y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella. 24 Y les dijo: “Esto representa mi sangre, ‘la sangre del pacto’, que va a ser derramada en beneficio de muchas personas. 25 Les aseguro que ya no beberé más del producto de la vid hasta el día en que beba vino nuevo en el Reino de Dios”. 26 Por último, después de cantar alabanzas, se fueron al monte de los Olivos.
LUCAS: Así que, cuando llegó la hora, él se sentó a la mesa junto con los apóstoles. 15 Y les dijo: “Deseaba tanto comer con ustedes esta Pascua antes de que empiece mi sufrimiento...; 16 porque les digo que ya no la volveré a comer hasta que esta tenga su cumplimiento en el Reino de Dios”. 17 Y, después de aceptar una copa, dio gracias a Dios y les dijo: “Tómenla y vayan pasándola entre ustedes, 18 porque les digo que a partir de ahora no volveré a beber del producto de la vid hasta que venga el Reino de Dios”.
19 Después tomó un pan, le dio gracias a Dios, lo partió, se lo dio a ellos y les dijo: “Esto representa mi cuerpo, que será dado en beneficio de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí”. 20 También, después de haber cenado, hizo lo mismo con la copa. Les dijo: “Esta copa representa el nuevo pacto, validado con mi sangre, que va a ser derramada en beneficio de ustedes.
21 ”Pero, miren, la mano del que me va a traicionar está conmigo en la mesa. 22 Porque, es cierto, el Hijo del Hombre sigue su camino según lo que está establecido. Pero ¡ay del que lo va a traicionar!”. 23 De modo que empezaron a discutir unos con otros sobre quién de ellos sería el que iba a hacer eso.
24 Entonces también surgió una fuerte discusión entre los discípulos sobre quién de ellos era considerado el mayor. 25 Pero él les dijo: “Los reyes de las naciones dominan al pueblo, y a los que tienen autoridad sobre la gente se les llama benefactores. 26 Sin embargo, ustedes no deben ser así. Más bien, el que sea mayor entre ustedes, que se vuelva como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. 27 Porque ¿quién es mayor? ¿El que come, o el que sirve? ¿Acaso no es el que come? Pero yo estoy entre ustedes como el que sirve.
28 ”Ahora bien, ustedes son los que en mis pruebas se han mantenido a mi lado. 29 Y yo hago un pacto con ustedes para un reino, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi Reino y se sienten en tronos para juzgar a las 12 tribus de Israel.
31 ”Simón, Simón, mira que Satanás los ha reclamado a todos ustedes para sacudirlos como si fueran trigo. 32 Pero yo he rogado por ti para que tu fe no decaiga. Y tú, cuando vuelvas, fortalece a tus hermanos”. 33 Entonces él le dijo: “Señor, estoy listo para ir a prisión contigo y hasta para morir contigo”. 34 Pero él le respondió: “Pedro, te digo que hoy el gallo no cantará hasta que hayas negado tres veces que me conoces”.
35 También les dijo: “Cuando los envié sin bolsita para el dinero ni bolsa de provisiones ni sandalias, ¿verdad que no les faltó nada?”. “¡No!”, le contestaron. 36 Entonces él les dijo: “Pero, ahora, el que tiene una bolsita para el dinero, que la lleve, y también una bolsa de provisiones; y el que no tiene espada, que venda su manto y compre una. 37 Porque les digo que tiene que cumplirse en mí esto que está escrito: ‘Fue considerado un delincuente’. De hecho, esto se está cumpliendo en mí”. 38 Entonces ellos le dijeron: “Señor, mira, aquí hay dos espadas”. Él les respondió: “Con eso basta”. Al salir, se fue como de costumbre al monte de los Olivos, y los discípulos lo siguieron.
JUAN: Entonces, después de lavarles los pies, ponerse su manto y sentarse* de nuevo a la mesa, les dijo: “¿Entienden lo que les he hecho? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. 14 Por eso, si yo, el Señor y Maestro, les he lavado los pies a ustedes, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. 15 Yo les he dado el ejemplo* para que hagan lo mismo que yo les hice. 16 De verdad les aseguro que el esclavo no es más que su amo ni es el enviado más que el que lo envió. 17 Ahora que saben estas cosas, serán felices si las ponen en práctica. 18 No me refiero a todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero esto fue para que se cumpliera el pasaje de las Escrituras que dice: ‘El que comía de mi pan se ha vuelto en mi contra’. 19 Les digo esto desde ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda ustedes crean que yo soy quien digo ser. 20 De verdad les aseguro que el que recibe a cualquiera que yo envíe me recibe también a mí, y el que me recibe a mí recibe también al que me envió”.
21 Después de decir estas cosas, Jesús se sintió angustiado y declaró: “De verdad les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar”. 22 Los discípulos empezaron a mirarse unos a otros, confundidos por no saber a cuál de ellos se estaba refiriendo. 23 Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa junto a Jesús. 24 Así que Simón Pedro le hizo una seña con la cabeza y le preguntó: “¿De quién está hablando?”. 25 Entonces él se recostó en el pecho de Jesús y le preguntó: “Señor, ¿quién es?”. 26 Jesús contestó: “Es aquel a quien le dé el pedazo de pan que voy a mojar”. Y, después de mojar el pan, se lo dio a Judas hijo de Simón Iscariote. 27 Después de que Judas tomó el pedazo de pan, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: “Lo que estás haciendo, hazlo más rápido”. 28 Pero ninguno de los que estaban a la mesa sabía por qué le había dicho eso. 29 De hecho, algunos pensaban que, como Judas tenía a su cargo la caja del dinero, Jesús le estaba diciendo “Compra las cosas que necesitamos para la fiesta”, o quizás que les diera algo a los pobres. 30 Así que, en cuanto recibió el pedazo de pan, salió de allí. Era de noche.
31 Entonces, cuando ya se había ido, Jesús dijo: “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado por medio de él. 32 Dios mismo lo va a glorificar, y lo va a glorificar enseguida. 33 Hijitos, voy a estar con ustedes un poco más de tiempo. Me buscarán; pero lo mismo que les dije a los judíos se lo digo ahora a ustedes: ‘No pueden venir adonde yo voy’. 34 Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; que, así como yo los he amado, ustedes se amen unos a otros. 35 De este modo todos sabrán que ustedes son mis discípulos: si se tienen amor unos a otros”.
36 Simón Pedro le preguntó: “Señor, ¿adónde vas?”. Jesús le contestó: “Adonde yo voy no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más tarde”. 37 Pedro le dijo: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. 38 Jesús le contestó: “¿Que tú darás la vida por mí? De verdad te aseguro que de ningún modo el gallo cantará hasta que hayas negado tres veces que me conoces”.
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tomó un pan y [...] lo partió. El pan que se solía usar en el antiguo Oriente Medio era delgado y, si no tenía levadura, quebradizo. El hecho de que Jesús lo partiera no tenía ningún significado espiritual, simplemente era la manera normal de repartir ese tipo de pan. Era común preparar panes planos que se endurecían al hornearlos. Por eso se acostumbraba partirlos para comerlos.
hacer una oración. O “pronunciar una bendición”. Al parecer, esta expresión se refiere a hacer una oración de alabanza y gratitud a Dios.
representa. La palabra griega estín (que significa literalmente ‘es’) tiene aquí el sentido de ‘significa’, ‘simboliza’ o ‘representa’. Este sentido estaba claro para los apóstoles, porque en esta ocasión el cuerpo perfecto de Jesús estaba frente a ellos, así como el pan sin levadura que estaban a punto de comer. Por lo tanto, el pan no podía ser el cuerpo literal de Jesús. Es interesante que la misma palabra griega se usa en Mt 12:7, y muchas versiones de la Biblia la traducen como “significa”.
la sangre del pacto. El nuevo pacto, que Jehová haría con los cristianos ungidos, fue posible gracias al sacrificio de Jesús (Heb 8:10). Aquí Jesús usa la misma expresión que utilizó Moisés cuando sirvió de mediador al inaugurar el pacto de la Ley con Israel en el monte Sinaí (Éx 24:8; Heb 9:19-21). Tal como la sangre de toros y de cabras dio validez al pacto de la Ley entre Dios y la nación de Israel, la sangre de Jesús daría validez al nuevo pacto, que Jehová haría con el Israel espiritual. Ese pacto entró en vigor en el Pentecostés del año 33 de nuestra era.
beba vino nuevo. En las Escrituras, el vino a veces simboliza la alegría.
después de cantar alabanzas. O “después de cantar himnos”, “después de cantar salmos”. Según una tradición judía, los primeros salmos del Hallel (Sl 113, 114) se cantaban o recitaban durante la cena de la Pascua; los últimos cuatro (Sl 115-118), al terminar la comida. Estos últimos contienen algunas profecías que hablan del Mesías. El Sl 118 comienza y termina con estas palabras: “Denle gracias a Jehová porque él es bueno; su amor leal dura para siempre” (Sl 118:1, 29). Estas bien pudieron ser las últimas palabras de alabanza que Jesús cantó con sus apóstoles fieles la noche antes de morir.
cuando llegó la hora. Se refiere al anochecer, cuando comenzaba el 14 de nisán.
se sentó. O “se reclinó”.
después de aceptar una copa. Jesús estaba celebrando la Pascua con sus discípulos (Lu 22:15). Para ese entonces, esta celebración incluía pasar la copa que se menciona aquí. La Biblia no dice que se usara vino durante la Pascua en Egipto, ni que Jehová mandara usarlo durante la fiesta. Así que parece que esta costumbre de pasar copas de vino entre los participantes de la Pascua se introdujo con el tiempo. Jesús no condenó tomar vino durante esa cena. De hecho, después de dar gracias a Dios, él mismo bebió el vino de la Pascua con sus apóstoles. Y, después, cuando instituyó la Cena del Señor, les ofreció una copa a sus discípulos (Lu 22:20).
después de haber cenado. Todo indica que aquí se refiere a la cena de la Pascua que Jesús comió con sus discípulos antes de instituir la Cena del Señor. Jesús celebró la Pascua como era la costumbre de la época. No la cambió ni la interrumpió introduciendo algo nuevo. De este modo, como judío que era, obedeció la Ley. Pero, después de celebrar la Pascua siguiendo la Ley mosaica, Jesús ya podía instituir una nueva cena para conmemorar la muerte que sufriría ese mismo día de la Pascua.
el nuevo pacto, validado con mi sangre. Lucas es el único escritor de los Evangelios que registra que Jesús habló aquí de “un nuevo pacto” haciendo referencia a Jer 31:31. El nuevo pacto, entre Jehová y los cristianos ungidos, se estableció con el sacrificio de Jesús (Heb 8:10). Aquí Jesús usa los términos “pacto” y “sangre” de forma parecida a como los utilizó Moisés cuando, sirviendo de mediador, inauguró el pacto de la Ley con Israel en el monte Sinaí (Éx 24:8; Heb 9:19-21). Tal como la sangre de toros y de cabras dio validez al pacto de la Ley entre Dios y la nación de Israel, la sangre de Jesús dio validez al nuevo pacto, que Jehová haría con el Israel espiritual. Ese pacto entró en vigor en el Pentecostés del año 33 de nuestra era (Heb 9:14, 15).
... derramada en beneficio de ustedes. Algunos manuscritos no incluyen las palabras desde la mitad del versículo 19 (“que será dado...”) hasta el final del versículo 20. Pero hay muchos manuscritos antiguos y confiables que sí lo hacen.
Pero, miren, la mano del que me va a traicionar está conmigo. Parece que lo que se describe en los versículos 21 a 23 no sigue estrictamente un orden cronológico. Al comparar Mt 26:20-29 y Mr 14:17-25 con Jn 13:21-30, se ve que Judas ya se había ido antes de que Jesús instituyera la Cena del Señor. Judas no podía estar entre los presentes cuando Cristo los elogió por haberse mantenido a su lado en sus pruebas, porque él no lo había hecho. Y seguro que Jesús no incluyó a Judas en el “pacto [...] para un reino” (Lu 22:28-30).
sigue su camino. Según algunos expertos, Jesús usó aquí un eufemismo para decir de forma más suave que iba a morir.
benefactores. La palabra griega euerguétēs (lit. “alguien que hace el bien”) a menudo se usaba como título honorífico y se les concedía a príncipes y personas importantes, sobre todo a los que realizaban algún servicio público valioso. A diferencia de lo que hacen los gobernantes de este mundo, los que dirigen a los discípulos de Cristo no deben considerarse benefactores y pensar que sus hermanos en la fe les deben algo (Lu 22:26).
el que dirige. La palabra griega empleada aquí (hēguéomai) también aparece en Heb 13:7, 17, 24 y describe el trabajo de los superintendentes de la congregación cristiana.
el que sirve. O “el que ministra”. Aquí se usa el verbo griego diakonéō, que está relacionado con el sustantivo diákonos (“ministro”, “siervo”, “sirviente”). Este sustantivo se refiere a alguien que presta un servicio a favor de otros con humildad y constancia. También se usa para referirse a Cristo (Ro 15:8), a los ministros o siervos de Cristo, tanto hombres como mujeres (Ro 16:1; 1Co 3:5-7; Col 1:23), y a los siervos ministeriales (Flp 1:1; 1Ti 3:8), así como a los sirvientes de una casa (Jn 2:5, 9) y a los funcionarios del gobierno (Ro 13:4).
yo hago un pacto con ustedes para un reino. El verbo griego diatíthemai, que aquí se traduce como “hacer un pacto”, está relacionado con el sustantivo diathḗkē, que se traduce como “pacto”. En Hch 3:25 y Heb 8:10; 10:16 aparecen tanto el verbo como el sustantivo en la expresión “hacer (lit. “pactar”) un pacto”. En este versículo, Jesús hace referencia a dos pactos: uno entre él y su Padre, y otro entre él y sus discípulos ungidos, que van a gobernar con él en el Reino.
coman y beban a mi mesa. Comer con alguien implicaba tener una amistad y una relación pacífica con esa persona. Así que, si uno tenía el privilegio de comer regularmente a la mesa de un rey, era porque disfrutaba de su favor y de una estrecha amistad con él (1Re 2:7). Esta es la relación que Jesús les prometió aquí a sus discípulos fieles (Lu 22:28-30; ver también Lu 13:29; Ap 19:9).
para sacudirlos como si fueran trigo. En tiempos bíblicos, después de trillar y aventar el trigo, este se pasaba por un cedazo o criba sacudiéndolo. Esto permitía separar del grano la paja o el tamo que quedaban. Las pruebas que Jesús estaba a punto de sufrir también pondrían a prueba a sus discípulos. Jesús comparó esta prueba a sacudir el trigo.
vuelvas. O “regreses”, “te arrepientas”. Parece que Jesús está hablando de cuando Pedro regresara recuperado de su caída, causada principalmente por un exceso de confianza combinado con el temor al hombre. Comparar con Pr 29:25.
el gallo. Los cuatro Evangelios mencionan que un gallo cantaría, pero solo Marcos dice que lo haría dos veces (Mt 26:34, 74, 75; Mr 14:30, 72; Lu 22:60, 61; Jn 13:38; 18:27). La Misná indica que se criaban gallos en Jerusalén en los días de Jesús, lo que sirve de apoyo al relato bíblico. Es muy probable que el gallo cantara de madrugada.
deben. O “tienen la obligación de”. El verbo griego se usa con frecuencia en un contexto económico y tiene el sentido básico de ‘estar endeudado’ o ‘deberle algo a alguien’ (Mt 18:28, 30, 34; Lu 16:5, 7). Aquí y en otros lugares se usa con el sentido más amplio de tener la obligación de hacer algo (1Jn 3:16; 4:11; 3Jn 8 .
lavarse los pies unos a otros. Por el contexto se ve que Jesús estaba enseñando a sus fieles discípulos a mostrar interés no solo por las necesidades físicas de sus hermanos, sino también por sus necesidades espirituales. Acababa de darles una lección sobre cómo ser humildes y servirse unos a otros cuando él, que era su Maestro, les lavó los pies. Al decirles “ustedes están limpios, aunque no todos”, dio a entender que no se refería únicamente a una limpieza literal de los pies (Jn 13:10). En Ef 5:25, 26, se dice que él purifica a la congregación cristiana con “el baño de agua por medio de la palabra” de la verdad. Los cristianos podían imitar su ejemplo ayudando a otros a mantenerse limpios y no caer en las tentaciones y lazos con los que el mundo trataba de contaminarlos a diario (Gál 6:1; Heb 10:22; 12:13).
el enviado. O “el mensajero”, “el apóstol”. El término griego empleado aquí (apóstolos) viene del verbo apostéllō, que significa ‘enviar’ (Mt 10:5; Lu 11:49; 14:32). Este término aparece 80 veces en las Escrituras Griegas Cristianas y se traduce como “apóstol” o “apóstoles” en 78 ocasiones. En Flp 2:25 algunas Biblias usan “enviado”. Esta es la única vez que aparece en el Evangelio de Juan.
se ha vuelto en mi contra. Lit. “ha levantado su talón contra mí”. Jesús aquí cita las palabras proféticas de Sl 41:9. En ese versículo, David habla de forma figurada de un compañero que lo traiciona, quizás refiriéndose a su consejero Ahitofel (2Sa 15:12). Jesús le aplica estas palabras a Judas Iscariote. De modo que esta expresión aquí se refiere a un acto de traición, una seria amenaza para la persona contra la que se levanta el talón.
el que Jesús amaba. Es decir, el discípulo al que Jesús quería especialmente. Esta es la primera de las cinco veces que se menciona a un discípulo “que Jesús [o “él”] amaba”, “a quien Jesús quería” o “al que Jesús amaba” (Jn 19:26; 20:2; 21:7, 20). Por lo general, se cree que este discípulo es el apóstol Juan, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago (Mt 4:21; Mr 1:19; Lu 5:10). Hay varias razones para creer esto. Una es que en este Evangelio no se menciona al apóstol Juan por nombre. Solo se hace referencia a él como uno de “los hijos de Zebedeo” en Jn 21:2. Otra razón es que en Jn 21:20-24 se relaciona “el discípulo al que Jesús amaba” con el escritor del Evangelio. Y Jesús le dijo a Pedro sobre aquel apóstol: “Si quiero que se quede aquí hasta que yo venga, ¿qué te importa eso a ti?”. Estas palabras parecen dar a entender que el discípulo del que estaban hablando viviría más tiempo que Pedro y los demás apóstoles. Este detalle coincide con lo que le sucedió al apóstol Juan.
junto a. Lit. “en el seno de”. Esta expresión está relacionada con la forma en la que la gente se reclinaba a la mesa en los días de Jesús. Las personas se recostaban de lado apoyando el codo izquierdo en un cojín. Y se inclinaban sobre el seno o el pecho del que tuvieran al lado para hablar privadamente con él (Jn 13:25). Así que estar “junto a” o “en el seno de” alguien implicaba una relación de favor y una estrecha amistad con esa persona. Al parecer, las expresiones que se usan en Lu y Jn están basadas en esta costumbre.
Hijitos. En los Evangelios, esta es la primera vez que Jesús usa esta expresión cariñosa para dirigirse a sus discípulos. La palabra griega que aquí se traduce como “hijitos” (tekníon) es el diminutivo del término téknon (que se ha traducido como “hijo”). En las Escrituras Griegas Cristianas, el diminutivo se usa con frecuencia para comunicar afecto y familiaridad. Por eso esta expresión también podría traducirse como “queridos hijos” o “amados hijos”. Aparece nueve veces en las Escrituras Griegas Cristianas y siempre se usa en sentido figurado para referirse a los discípulos (Gál 4:19; 1Jn 2:1, 12, 28; 3:7, 18; 4:4; 5:21).
nuevo mandamiento. La Ley mosaica exigía que uno amara a su prójimo tanto como se amaba a sí mismo (Le 19:18). Pero este amor no necesariamente implicaba estar dispuesto a sacrificar la vida por el prójimo. El mandamiento de Jesús era nuevo por lo que dijo a continuación: “Así como yo los he amado”. Él les puso a sus discípulos un modelo perfecto de cómo amar y vivir para los demás sin egoísmo. Este amor motivaría a una persona a morir por los demás. La vida de Jesús y su muerte son un ejemplo del amor que requería este nuevo mandamiento (Jn 15:13).
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LAS ULTIMAS HORAS DE JESUS. (TERCERA PARTE)
MATEO: Entonces Jesús les dijo: “Esta noche, todos ustedes van a fallar por mi causa, porque está escrito: ‘Heriré al pastor y las ovejas del rebaño serán dispersadas’. 32 Pero, después de ser resucitado, iré delante de ustedes camino a Galilea”. 33 Pedro le respondió: “Aunque todos los demás fallen por tu causa, ¡yo nunca fallaré!”. 34 Jesús le dijo: “Te aseguro que esta noche, antes de que cante un gallo, tú negarás tres veces que me conoces”. 35 Pedro le dijo: “Aunque tenga que morir contigo, yo nunca negaré conocerte”. Y todos los demás discípulos dijeron lo mismo.
36 Después Jesús fue con ellos al lugar llamado Getsemaní y les dijo: “Quédense aquí sentados mientras yo voy allá a orar”. 37 Entonces se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y empezó a sentirse triste y muy angustiado. 38 Les dijo: “Estoy tan angustiado que siento que me muero. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo”. 39 Luego se alejó un poco de ellos, cayó rostro a tierra y oró así: “Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres”.
40 Después volvió adonde estaban los discípulos y los encontró dormidos. Y le preguntó a Pedro: “¿Es que no pudieron mantenerse despiertos conmigo ni siquiera una hora? 41 Manténganse despiertos y oren constantemente para que no caigan en la tentación. Claro, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil”. 42 De nuevo, por segunda vez, se fue y oró así: “Padre mío, si no es posible apartar esto de mí sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad”. 43 Volvió otra vez y los encontró durmiendo, porque tenían los ojos cargados de sueño. 44 Así que de nuevo los dejó y se fue a orar por tercera vez. Y repitió lo mismo que antes. 45 Entonces volvió adonde estaban los discípulos y les dijo: “¡Están durmiendo y descansando en un momento como este! ¡Miren! Se ha acercado la hora para que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de pecadores.
MARCOS: Y Jesús les dijo: “Todos ustedes van a fallar, porque está escrito: ‘Heriré al pastor y las ovejas serán dispersadas’. 28 Pero, después de ser resucitado, iré delante de ustedes camino a Galilea”. 29 Pedro le respondió: “Incluso si todos los demás fallan, yo no lo haré”. 30 Entonces Jesús le dijo: “Te aseguro que hoy mismo, esta misma noche, antes de que un gallo cante dos veces, tú negarás tres veces que me conoces”. 31 Pero él seguía insistiendo: “Aunque tenga que morir contigo, yo nunca negaré conocerte”. Y todos los demás empezaron a decir lo mismo.
32 Entonces llegaron a un lugar llamado Getsemaní, y él les dijo a sus discípulos: “Quédense aquí sentados mientras yo oro”. 33 Y se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y empezó a sentirse profundamente afligido y muy angustiado. 34 Les dijo: “Estoy tan angustiado que siento que me muero. Quédense aquí y manténganse despiertos”. 35 Luego se alejó un poco de ellos, cayó al suelo y empezó a orar pidiendo que, si era posible, no le llegara aquella difícil hora. 36 Decía: “Abba, Padre, para ti todo es posible; quítame esta copa. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres”. 37 Después volvió adonde estaban ellos y los encontró dormidos. Y le preguntó a Pedro: “Simón, ¿te dormiste? ¿No tuviste fuerzas para mantenerte despierto ni siquiera una hora? 38 Manténganse despiertos y oren constantemente para que no caigan en la tentación. Claro, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil”. 39 Entonces se fue a orar de nuevo y pidió lo mismo que antes. 40 Volvió otra vez y los encontró durmiendo, porque tenían los ojos cargados de sueño. Y ellos no sabían qué decirle. 41 Y vino por tercera vez y les dijo: “¡Están durmiendo y descansando en un momento como este! ¡Basta! ¡Ha llegado la hora! Miren, el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de pecadores.
LUCAS: Cuando llegaron al lugar, les dijo: “Quédense orando para que no caigan en la tentación”. 41 Y él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra. Se puso de rodillas y comenzó a orar 42 diciendo: “Padre, si quieres, quítame esta copa. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. 43 Entonces se le apareció un ángel del cielo y lo fortaleció. 44 Con todo, su agonía era tan grande que continuó orando todavía con más intensidad, y su sudor se volvió como gotas de sangre que caían al suelo. 45 Cuando se levantó después de orar, fue adonde estaban los discípulos y los encontró durmiendo, agotados por la tristeza. 46 Les dijo: “¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren todo el tiempo para que no caigan en la tentación”.
JUAN: Después de decir estas cosas, Jesús se fue con sus discípulos al otro lado del valle de Cedrón y entró con ellos en un huerto que había allí.
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fallar. "sufrir tropiezo".
antes de que cante un gallo. Los cuatro Evangelios mencionan este detalle, pero solo Marcos dice que el gallo cantaría dos veces (Mt 26:74, 75; Mr 14:30, 72; Lu 22:34, 60, 61; Jn 13:38; 18:27). La Misná indica que se criaban gallos en Jerusalén en los días de Jesús, lo que sirve de apoyo al relato bíblico. Es muy probable que el gallo cantara de madrugada.
Getsemaní. Parece que este jardín se encontraba en el monte de los Olivos, al este de Jerusalén, al otro lado del valle de Cedrón. Probablemente tenía una prensa de aceitunas, ya que su nombre se deriva de una expresión hebrea o aramea (gath schemanéh) que significa ‘prensa de aceite’. Aunque no se puede determinar la ubicación exacta, una tradición sostiene que Getsemaní se encontraba donde hoy existe un jardín al pie del monte de los Olivos, en una bifurcación de la carretera que pasa por su ladera occidental.
los dos hijos de Zebedeo. Es decir, los apóstoles Santiago y Juan (Mt 4:21; 10:2).
Estoy. O “Mi alma está”. La palabra griega psykhḗ, tradicionalmente traducida como “alma”, aquí se refiere a todo el ser de una persona. Así que la expresión “mi alma está” podría traducirse como “todo mi ser está” o sencillamente “yo estoy”.
me muero. O “sumamente triste, hasta la muerte”.
cayó rostro a tierra. O “se arrojó bocabajo al suelo”, quizá apoyándose sobre sus manos o sus codos. En la Biblia se mencionan varias posturas que se adoptaban al orar, como ponerse de pie o arrodillarse. Además, alguien que orara con fervor podía literalmente tenderse bocabajo con su cuerpo estirado.
aparta de mí esta copa. En la Biblia, la palabra copa con frecuencia representa lo que Jehová le ha asignado a alguien que haga, su voluntad para él (ver la nota de estudio de Mt 20:22). No hay duda de que a Jesús le preocupaba mucho que morir acusado de blasfemia y sedición pudiera deshonrar a Dios. Eso lo motivó a pedirle que apartara de él esa “copa”.
no pudieron. Aquí el texto griego usa el verbo en la segunda persona del plural, lo que indica que Jesús no solo estaba hablando con Pedro, sino también con los demás discípulos.
espíritu. O “la intención es buena”. Aquí se refiere a la motivación que sale del corazón simbólico de una persona y hace que haga o diga cosas de cierta manera.
carne. O “el cuerpo”. En la Biblia, este término se usa con frecuencia para referirse a la naturaleza imperfecta y pecadora del ser humano.
¡miren! Traducción del término griego idóu, que se suele usar para llamar la atención sobre lo que viene a continuación y así animar al lector a visualizar la escena o fijarse en un detalle de la narración. También se usa para dar énfasis o para introducir algo nuevo o sorprendente. En esta edición, estos términos se han traducido literalmente en algunos lugares, pero a menudo se han usado otros términos y técnicas que crean el mismo efecto. En las Escrituras Griegas Cristianas, el término aparece sobre todo en los libros de Mateo, Lucas y Apocalipsis. En las Escrituras Hebreas, también se usa con frecuencia el término hebreo equivalente.
resucitado.
manténganse despiertos. Jesús había destacado la importancia de que sus discípulos se mantuvieran despiertos en sentido espiritual porque no sabían el día ni la hora de su venida. Él repite su consejo aquí y de nuevo en Mr 14:38, donde relaciona mantenerse despiertos en sentido espiritual con orar constantemente. Se encuentran consejos similares por todas las Escrituras Griegas Cristianas, lo que demuestra que para los cristianos verdaderos es vital estar alertas en sentido espiritual (1Co 16:13; Col 4:2; 1Te 5:6; 1Pe 5:8; Ap 16:15).
Abba. Palabra hebrea o aramea (transliterada al griego) que aparece tres veces en las Escrituras Griegas Cristianas (Ro 8:15; Gál 4:6). Literalmente significa ‘oh, padre’ o ‘el padre’. Combina algo de la intimidad de la palabra española papá con la dignidad de la palabra padre, de modo que es una expresión informal y a la vez respetuosa. Era una de las primeras palabras que decía un niño cuando aprendía a hablar. En antiguos escritos hebreos y arameos se ve que hasta un hijo adulto la usaba al dirigirse a su padre. Por lo tanto, más que un título, era una forma cariñosa de expresarse. El hecho de que Jesús la utilizara demuestra que tenía una relación cercana y de confianza con su Padre.
Padre. Las tres veces que aparece la palabra abba viene seguida de su traducción al griego ho patḗr, expresión que significa literalmente ‘oh, padre’ o ‘el padre’.
tenían los ojos cargados de sueño. Expresión idiomática griega que significa ‘tener muchísimo sueño’. También puede traducirse como “no podían mantener los ojos abiertos”.
Quédense orando. O “Sigan orando”. Esta instrucción, que aparentemente solo registró Lucas, parece estar dirigida a los 11 apóstoles fieles. En Lu 22:46 y en los relatos paralelos de Mt 26:41 y Mr 14:38 se registra una instrucción parecida. En este caso Jesús se la dio solo a los tres discípulos que lo acompañaron cuando estaba orando en el jardín (Mt 26:37-39; Mr 14:33-35). El hecho de que Lucas registrara las dos veces que él dio esta instrucción (Lu 22:40, 46) es un ejemplo más de cómo su Evangelio destaca la oración. Otros casos en los que solo Lucas menciona el tema de la oración o dice que Jesús estaba orando se encuentran en Lu 3:21; 5:16; 6:12; 9:18, 28; 11:1; 23:46.
un ángel. De los cuatro escritores de los Evangelios, solo Lucas menciona que a Jesús se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo.
su sudor se volvió como gotas de sangre. Es posible que aquí Lucas estuviera haciendo una comparación para indicar que el sudor de Cristo parecía formar gotas de sangre o que su sudor goteaba como las gotas de sangre de una herida. Otra opción que algunos sugieren es que la sangre de Jesús traspasara su piel y tal vez se mezclara con el sudor. Esta enfermedad, conocida como diapédesis, hace que la sangre o algunos elementos de ella traspasen las paredes de los vasos sanguíneos sin que estén rotos. Los informes indican que esto ha ocurrido en casos de extrema tensión mental. También existe otra enfermedad, llamada hematidrosis, en la que el cuerpo transpira un sudor teñido de pigmentos sanguíneos o de sangre, o algún otro fluido corporal mezclado con sangre. Esto haría que “sudara sangre”. Por supuesto, estas son tan solo algunas posibles explicaciones de lo que pudo haberle ocurrido a Jesús.
... que caían al suelo. Aunque los versículos 43 y 44 aparecen en algunos manuscritos antiguos, en otros se omiten. Sin embargo, aparecen en la mayoría de las traducciones bíblicas.
valle de Cedrón. O “torrente invernal de Cedrón”. Esta es la única vez que se menciona el valle de Cedrón en las Escrituras Griegas Cristianas. Este valle se abre paso entre Jerusalén y el monte de los Olivos, y va de norte a sur a lo largo del lado oriental de la ciudad. La mayor parte del tiempo estaba seco, incluso en invierno, y solo corría agua por él después de una lluvia muy fuerte. La palabra griega khéimarros, que aquí se traduce “valle”, significa literalmente ‘torrente invernal’, es decir, una caudalosa corriente de agua producida en invierno cuando las lluvias eran fuertes. Esta palabra griega se usa más de 80 veces en la Septuaginta para traducir la palabra hebrea nájal, que corresponde a “valle” y se emplea cuando se habla del valle de Cedrón en las Escrituras Hebreas (2Sa 15:23; 1Re 2:37). Tanto el término hebreo como el griego pueden referirse a una corriente de agua, un arroyo o un torrente (Dt 10:7; Job 6:15; Is 66:12; Eze 47:5). Sin embargo, lo más frecuente es que se refieran al cauce excavado por un torrente de agua que se forma debido a las lluvias de invierno (Nú 34:5; Jos 13:9; 17:9; 1Sa 17:40; 1Re 15:13; 2Cr 33:14; Ne 2:15; Can 6:11). Ambas palabras se traducen con frecuencia como “wadi”.
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LAS ULTIMAS HORAS DE JESUS. (CUARTA PARTE)
MATEO: Levántense, vámonos. Miren, ya está llegando el que me va a traicionar”. 47 En ese momento, mientras él todavía estaba hablando, apareció Judas, uno de los Doce, y con él venía una gran multitud armada con espadas y garrotes, enviada por los sacerdotes principales y los ancianos del pueblo.
48 Ahora bien, el traidor les había dado esta señal: “Al que yo bese, ese es; deténganlo”. 49 Así que fue directamente hacia Jesús, le dijo “¡Hola, Rabí!” y le dio un beso cariñoso. 50 Pero Jesús le preguntó: “Amigo, ¿a qué has venido?”. Entonces se acercaron a Jesús, lo agarraron y lo detuvieron. 51 De pronto, uno de los que estaban con Jesús se llevó la mano a la espada y la sacó, atacó al esclavo del sumo sacerdote y le cortó la oreja. 52 Jesús entonces le dijo: “Guarda tu espada, porque todos los que usan la espada morirán a espada. 53 ¿O crees que no puedo rogarle a mi Padre que me mande ahora mismo más de 12 legiones de ángeles? 54 Pero, si hiciera eso, ¿cómo se cumplirían las Escrituras que dicen que es así como tiene que pasar?”. 55 En ese momento, Jesús le dijo a la multitud: “¿Salieron con espadas y garrotes para arrestarme como si yo fuera un ladrón? Día tras día me sentaba para enseñar en el templo y ustedes no me detuvieron. 56 Pero todo esto ha pasado para que se cumpla lo que escribieron los profetas”. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
57 Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a la casa del sumo sacerdote Caifás, que estaba reunido allí con los escribas y los ancianos. 58 Pedro fue siguiéndolo de lejos hasta el patio del sumo sacerdote y, después de entrar, se sentó con los sirvientes de la casa para ver en qué terminaba todo.
MARCOS: Levántense, vámonos. Miren, ya está llegando el que me va a traicionar”.
43 Enseguida, mientras él todavía estaba hablando, llegó Judas, uno de los Doce, y con él venía una multitud armada con espadas y garrotes, enviada por los sacerdotes principales, los escribas y los ancianos. 44 Ahora bien, el traidor había quedado en darles esta señal: “Al que yo bese, ese es. Deténganlo y llévenselo bien custodiado”. 45 Así que fue directamente hacia él, se le acercó y le dijo “¡Rabí!”, y le dio un beso cariñoso. 46 De modo que lo agarraron y lo detuvieron. 47 Pero uno de los que estaban allí sacó su espada, atacó al esclavo del sumo sacerdote y le cortó la oreja. 48 Por su parte, Jesús les dijo: “¿Salieron con espadas y garrotes para arrestarme como si yo fuera un ladrón? 49 Día tras día estuve con ustedes enseñando en el templo y no me detuvieron. Pero esto ha pasado para que se cumplan las Escrituras”.
50 Y todos lo abandonaron y huyeron. 51 Pero cierto joven que solo llevaba puesta una prenda de lino de calidad comenzó a seguirlo de cerca. Trataron de atraparlo, 52 pero él dejó atrás su prenda de lino y se escapó desnudo.
LUCAS: Mientras él todavía estaba hablando, apareció una multitud. Al frente iba uno de los Doce, el que se llamaba Judas, y se acercó a Jesús para besarlo. 48 Pero Jesús le dijo: “Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?”. 49 Cuando los que estaban a su alrededor vieron lo que iba a pasar, le preguntaron: “Señor, ¿atacamos con la espada?”. 50 Y uno de ellos atacó al esclavo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. 51 Ante esto, Jesús dijo: “Ya basta”. Y, tocándole la oreja al esclavo, lo curó. 52 Entonces Jesús les dijo a los sacerdotes principales, a los capitanes del templo y a los ancianos que habían ido allí a buscarlo: “¿Salieron con espadas y garrotes como si yo fuera un ladrón? 53 Día tras día estuve con ustedes en el templo y no me pusieron las manos encima. Pero esta es la hora de ustedes y la hora en que gobierna la oscuridad”.
JUAN: Judas, el que lo iba a traicionar, también conocía el lugar, ya que Jesús solía reunirse allí con sus discípulos. 3 Así que Judas se presentó con el destacamento de soldados y guardias de los sacerdotes principales y de los fariseos. Llegaron con antorchas, lámparas y armas. 4 Entonces Jesús, sabiendo todo lo que le iba a pasar, dio un paso al frente y les preguntó: “¿A quién buscan?”. 5 Le contestaron: “A Jesús el Nazareno”. “Soy yo”, les dijo él. Y Judas, el traidor, también estaba con ellos.
6 Pero, cuando Jesús les dijo “Soy yo”, retrocedieron y cayeron al suelo. 7 De modo que les preguntó otra vez: “¿A quién buscan?”. Le dijeron: “A Jesús el Nazareno”. 8 Jesús les contestó: “Ya les dije que soy yo. Así que, si me están buscando a mí, dejen que estos hombres se vayan”. 9 Esto pasó para que se cumpliera lo que él había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me diste”.
10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó, atacó al esclavo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. El esclavo se llamaba Malco. 11 Pero Jesús le dijo a Pedro: “Mete la espada en su vaina. ¿Acaso no debo beber de la copa que me ha dado el Padre?”.
12 Entonces los soldados, el comandante militar y los guardias de los judíos arrestaron a Jesús y lo ataron. 13 Primero lo llevaron ante Anás porque era el suegro de Caifás, que ese año era sumo sacerdote. 14 De hecho, este Caifás era el mismo que les había sugerido a los judíos que les convenía que un solo hombre muriera por el pueblo.
15 Ahora bien, Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Y ese discípulo, como era un conocido del sumo sacerdote, entró con Jesús en el patio del sumo sacerdote, 16 pero Pedro se quedó afuera, junto a la puerta. Así que el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, salió a hablar con la portera y llevó a Pedro adentro. 17 Entonces la sirvienta, que era la portera, le preguntó a Pedro: “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?”. Él le contestó: “No, no lo soy”. 18 Como hacía frío, los esclavos y los guardias habían hecho un fuego de carbón y estaban allí de pie calentándose alrededor de él. Pedro también estaba con ellos calentándose.
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le dio un beso cariñoso. El verbo griego que se traduce “dar un beso cariñoso” es una forma intensiva del verbo besar que se usa en Mt 26:48. Al saludar a Jesús de esa forma tan afectuosa y cálida, Judas demostró lo hipócrita y falso que era.
uno de los que estaban con Jesús. El relato paralelo de Jn 18:10 muestra que fue Simón Pedro quien sacó su espada y que el nombre del esclavo del sumo sacerdote era Malco. Los relatos de Lu 22:50 y Jn 18:10 también añaden el detalle de que Pedro le cortó “la oreja derecha”.
legiones. Eran las unidades principales del ejército romano. En el siglo primero, una legión por lo común estaba compuesta por unos 6.000 soldados. Parece que aquí la expresión “12 legiones” se refiere a un número grande e indefinido. Jesús estaba diciendo que, si se lo pedía a su Padre, este le podía enviar todos los ángeles que fueran necesarios para protegerlo.
las Escrituras. Esta expresión a menudo se usa para referirse a todas las Escrituras Hebreas inspiradas.
para que se cumpliera lo que Jehová había dicho por medio de su profeta. Esta expresión y otras similares se usan muchas veces en el Evangelio de Mateo, por lo visto para dejarles claro a los lectores judíos que Jesús era el Mesías prometido.
sumo sacerdote. Cuando Israel era una nación independiente, el sumo sacerdote ocupaba su cargo de por vida (Nú 35:25). Sin embargo, durante la ocupación romana, los gobernantes designados por Roma tenían la autoridad de nombrar o destituir al sumo sacerdote.
Caifás. Uno de los sumos sacerdotes nombrados por los romanos. Ocupó su cargo por más tiempo que sus predecesores inmediatos gracias a su habilidad para la diplomacia. Fue nombrado alrededor del año 18 de nuestra era y permaneció en el puesto hasta alrededor del año 36.
cierto joven. Marcos es el único que relata el suceso que se menciona en los versículos 51 y 52. El joven pudo haber sido el propio escritor. Si fue así, es probable que Marcos haya tenido alguna relación con Jesús. desnudo. O “con poca ropa”.
lo curó. De los cuatro escritores de los Evangelios, solo Lucas menciona que Jesús curó al esclavo del sumo sacerdote.
hora. La palabra griega hṓra se usa aquí en sentido figurado para referirse a un periodo de tiempo relativamente corto.
la hora en que gobierna la oscuridad. O “el poder de la oscuridad”, es decir, de los que están en oscuridad espiritual (comparar con Col 1:13). En Hch 26:18 se mencionan juntos la oscuridad y “la autoridad de Satanás”. Satanás ejerció esta autoridad al influir en seres humanos para que actuaran como sus agentes y realizaran las obras de la oscuridad que provocaron la ejecución de Jesús. En Lu 22:3, por ejemplo, se dice que “Satanás entró en Judas”, a quien se llamaba Iscariote, y entonces este traicionó a Jesús (Gé 3:15; Jn 13:27-30).
el destacamento de soldados. En esta expresión se emplea el término griego spéira, y esto indica que se estaba hablando de soldados romanos. De los escritores de los cuatro Evangelios, Juan es el único que menciona que había soldados romanos presentes cuando arrestaron a Jesús.
atacó al esclavo del sumo sacerdote. Este suceso quedó registrado en los cuatro Evangelios, y los relatos se complementan (Mt 26:51; Mr 14:47; Lu 22:50). Por ejemplo, solo Lucas, “el médico amado” (Col 4:14), menciona que Jesús tocó la oreja del esclavo y lo curó (Lu 22:51). Por su parte, Juan es el único que menciona que Simón Pedro sacó una espada y que el esclavo a quien le cortó la oreja se llamaba Malco. Parece que Juan era el discípulo “conocido del sumo sacerdote” y de los de su casa (Jn 18:15, 16), así que es normal que su Evangelio mencione el nombre del esclavo herido. En Jn 18:26 también se ve que Juan conocía a los de la casa del sumo sacerdote. Allí él explica que el esclavo que acusó a Pedro de ser discípulo de Jesús era “pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja”.
Aquí “beber de la copa” significa someterse a la voluntad de Dios. En el caso de Jesús, la “copa” no solo implicaba sufrir y morir acusado falsamente de blasfemia, sino también ser resucitado para tener vida inmortal en el cielo.
comandante militar. La palabra griega khilíarkhos (“quiliarca”) significa literalmente ‘jefe de mil’, es decir, mil soldados. Se refiere a un comandante militar romano llamado tribuno. En cada legión romana había seis tribunos. Sin embargo, la legión no estaba dividida en seis diferentes unidades. Los tribunos se dividían en parejas, y cada una ejercía el mando sobre toda la legión durante dos meses. Estos comandantes militares tenían una gran autoridad, que incluía la facultad de nombrar a los centuriones y enviarlos a un destino. La palabra griega también puede referirse a cualquier oficial militar de alto rango. Un comandante militar romano iba con los soldados que arrestaron a Jesús.
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LAS ULTIMAS HORAS DE JESUS. (QUINTA PARTE)
MATEO: Los sacerdotes principales y todo el Sanedrín buscaban algún testimonio falso contra Jesús para que lo mataran. 60 Pero no encontraban ninguno, y eso que se presentaron muchos testigos falsos. Por fin se presentaron dos 61 que declararon: “Este hombre dijo: ‘Puedo derribar el templo de Dios y volver a construirlo en tres días’”. 62 Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le preguntó: “¿No respondes nada? ¿Qué hay de lo que estos hombres testifican contra ti?”. 63 Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote le dijo: “¡Te ordeno que nos digas bajo juramento delante del Dios vivo si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios!”. 64 Jesús le respondió: “Sí, tú mismo lo has dicho. Pero yo les digo: de aquí en adelante verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del poder y viniendo en las nubes del cielo”.t 65 Entonces el sumo sacerdote se rasgó la ropa y dijo: “¡Ha blasfemado! ¿Para qué necesitamos más testigos? ¡Miren, ustedes acaban de oír la blasfemia! 66 ¿Cuál es su opinión?”. Le respondieron: “¡Merece morir!”. 67 Entonces le escupieron en la cara y le dieron puñetazos. Otros le daban bofetadas 68 y le decían: “Profetiza para nosotros, Cristo. ¿Quién te pegó?”.
69 Pedro estaba sentado afuera en el patio, y una sirvienta se le acercó y le dijo: “¡Tú también andabas con Jesús el galileo!”. 70 Pero él lo negó ante todos. Dijo: “No sé de qué me hablas”. 71 Entonces, cuando salió hacia la entrada del patio, otra muchacha lo vio y les dijo a los que estaban allí: “Este hombre andaba con Jesús el Nazareno”. 72 Y él lo negó otra vez. Juró: “¡No conozco a ese hombre!”. 73 Poco después, los que estaban por allí se acercaron a Pedro y le dijeron: “No hay duda de que tú también eres uno de ellos; de hecho, tu dialecto te delata”. 74 Entonces él empezó a maldecir y a jurar: “¡Yo no conozco a ese hombre!”. Y al instante un gallo cantó. 75 Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: “Antes de que cante un gallo, tú negarás tres veces que me conoces”. Y salió afuera y lloró amargamente.
MARCOS: Entonces llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote, y todos los sacerdotes principales, los ancianos y los escribas se reunieron. 54 Pedro lo siguió de lejos hasta entrar en el patio del sumo sacerdote, donde se quedó sentado con los sirvientes de la casa calentándose junto al fuego. 55 Los sacerdotes principales y todo el Sanedrín buscaban algún testimonio contra Jesús para que lo mataran, pero no encontraban ninguno. 56 Y la verdad es que muchos presentaban acusaciones falsas contra él, pero sus testimonios no coincidían. 57 También, algunos se pusieron de pie y lanzaron este testimonio falso contra él: 58 “Nosotros le oímos decir: ‘Yo derribaré este templo que fue hecho por la mano del hombre y en tres días levantaré otro que no estará hecho por la mano del hombre’”. 59 Pero ni en esto coincidían sus testimonios.
60 Entonces el sumo sacerdote se puso de pie en medio de ellos y le preguntó a Jesús: “¿No respondes nada? ¿Qué hay de lo que estos hombres testifican contra ti?”. 61 Pero él se quedó callado, no respondió nada.i De nuevo el sumo sacerdote se puso a interrogarlo. Le preguntó: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?”. 62 Jesús entonces le respondió: “Lo soy. Y ustedes verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del poder y viniendo con las nubes del cielo”. 63 Al oír esto, el sumo sacerdote se rasgó la ropa y dijo: “¿Para qué necesitamos más testigos? 64 Ustedes mismos han oído la blasfemia. ¿Cuál es su decisión?”.* Todos decidieron que merecía morir. 65 Y algunos se pusieron a escupirle, a cubrirle la cara, a darle puñetazos y a decir: “¡Profetiza!”. Y, después de darle bofetadas, los guardias del tribunal se lo llevaron.
66 Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una de las sirvientas del sumo sacerdote. 67 Cuando vio a Pedro calentándose junto al fuego, lo miró fijamente y le dijo: “Tú también andabas con el Nazareno, ese Jesús”. 68 Pero él lo negó. Dijo: “Ni lo conozco ni entiendo de qué me hablas”. Entonces salió a la entrada. 69 Pero la sirvienta lo vio y otra vez se puso a decirles a los que estaban allí: “Este es uno de ellos”. 70 Y él seguía negándolo. Poco después, los que estaban por allí se pusieron a decirle de nuevo a Pedro: “No hay duda de que tú eres uno de ellos, porque está claro que eres galileo”. 71 Entonces, él empezó a maldecir y a jurar: “¡Yo no conozco al hombre del que hablan!”. 72 Al instante, un gallo cantó por segunda vez y Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: “Antes de que un gallo cante dos veces, tú negarás tres veces que me conoces”. Destrozado, rompió a llorar.
LUCAS: A continuación lo arrestaron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en la casa del sumo sacerdote. Y Pedro iba siguiéndolos a cierta distancia. 55 Ellos encendieron un fuego en medio del patio y se sentaron juntos. Pedro estaba sentado entre ellos.f 56 En eso, una sirvienta que lo vio sentado a la luz del fuego se quedó mirándolo y dijo: “Este hombre también andaba con él”. 57 Pero Pedro lo negó. Dijo: “Mujer, yo no lo conozco”. 58 Poco después, otra persona lo vio y le dijo: “Tú también eres uno de ellos”. Pero Pedro le contestó: “Hombre, no lo soy”. 59 Como una hora más tarde, otro se puso a decir con insistencia: “¡No hay duda de que este hombre también andaba con él! Está claro que es galileo”. 60 Pero Pedro le dijo: “Hombre, no sé lo que dices”. Al instante, mientras él todavía estaba hablando, un gallo cantó. 61 Con eso, el Señor se volvió y miró a Pedro fijamente, y Pedro recordó la declaración del Señor, quien le había dicho: “Antes de que un gallo cante hoy, tú negarás tres veces que me conoces”. 62 Y salió afuera y lloró amargamente.
63 Ahora bien, los hombres que tenían a Jesús bajo custodia empezaron a burlarse de él y a golpearlo. 64 Después de cubrirle la cara, le decían una y otra vez: “¡Profetiza! ¿Quién es el que te pegó?”. 65 Y decían muchas otras blasfemias contra él.
JUAN: El sacerdote principal interrogó a Jesús sobre sus discípulos y sobre lo que enseñaba. 20 Jesús le contestó: “He hablado públicamente a todo el mundo. Siempre enseñé en las sinagogas y en el templo, donde todos los judíos se reúnen, y no dije nada en secreto. 21 ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a quienes oyeron lo que les dije. Ahí están, ellos saben bien lo que dije”. 22 Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias que estaban allí le dio una bofetada y le dijo: “¿Así le contestas al sacerdote principal?”. 23 Jesús le respondió: “Si he dicho algo malo, dime* qué fue; pero, si lo que he dicho es cierto, ¿por qué me pegas?”. 24 Luego Anás se lo mandó atado a Caifás, el sumo sacerdote.
25 Mientras tanto, Simón Pedro seguía allí de pie, calentándose. Entonces le preguntaron: “¿No eres tú también uno de sus discípulos?”. Él lo negó. Dijo: “No, no lo soy”.t 26 Uno de los esclavos del sumo sacerdote, que era pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja, le dijo: “¿No te vi yo en el huerto con él?”. 27 Pero Pedro volvió a negarlo, y al instante un gallo cantó.
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sacerdotes principales. Esta expresión se refiere a los sacerdotes más influyentes. En las Escrituras Hebreas, otro nombre para el sumo sacerdote. En las Escrituras Griegas Cristianas, la expresión sacerdotes principales al parecer se refería a los sacerdotes más influyentes. Incluía a sumos sacerdotes depuestos y posiblemente a los jefes de las 24 divisiones sacerdotales (2Cr 26:20; Esd 7:5; Mt 2:4; Mr 8:31).
Sanedrín. Es decir, el tribunal supremo judío ubicado en Jerusalén. La palabra griega que se traduce “Sanedrín” (synédrion) significa literalmente ‘sentarse con’. Aunque era una palabra genérica para designar una asamblea o reunión, en Israel podía referirse a un tribunal u órgano judicial religioso.
el Cristo. Aquí el título Cristo, que significa ‘ungido’, va precedido del artículo definido en griego. De este modo se indicó que Jesús era el Mesías prometido, el que había sido ungido en un sentido especial.
tú mismo lo has dicho. Jesús no evadió la pregunta de Caifás, ya que reconocía que el sumo sacerdote tenía la autoridad de ponerlo bajo juramento y obligarlo a decir la verdad (Mt 26:63). Parece que esta es una expresión idiomática judía que confirma que una declaración es verdad. Esto encuentra apoyo en el relato paralelo de Marcos, donde se dice que Jesús respondió: “Lo soy”
al Hijo del Hombre [...] viniendo en las nubes del cielo. Aquí Jesús cita la profecía sobre el Mesías de Da 7:13, 14 y revela que sería él quien tendría acceso a la presencia de Dios y recibiría un gobierno en los cielos. En las Escrituras Hebreas, se llama así a Ezequiel y a Daniel para destacar el contraste entre estos portavoces mortales y el autor divino de sus mensajes (Eze 3:17; Da 8:17). En los Evangelios, la expresión Hijo del Hombre aparece unas 80 veces y se aplica a Jesús. Indica que, al nacer de una madre humana, Jesús era un ser humano y no solo un ser espiritual materializado. También muestra que Jesús cumpliría la profecía de Daniel 7:13, 14
a la derecha del poder. Estar a la derecha de un gobernante significaba ser el segundo en importancia después de este (Sl 110:1; Hch 7:55, 56). La palabra griega para “poder” en este contexto puede entenderse como que se refiere a Dios mismo, y podría traducirse como “el Poder” o “el Poderoso”. La expresión griega que se traduce “a la derecha del poder” también aparece en el relato paralelo de Lu 22:69, donde se le añade la palabra para “Dios”. Se traduce como “a la poderosa derecha de Dios”. La expresión “a la derecha del poder” también puede implicar que a Jesús se le llenaría de poder o autoridad porque estaría a la derecha del Poderoso, es decir, de Dios.
se rasgó la ropa. En este caso era un gesto que expresaba indignación. Parece que Caifás se rasgó la ropa por el pecho para dramatizar su indignación santurrona por lo que había dicho Jesús.
Profetiza [...]. ¿Quién te pegó? Al decir “profetiza”, no le estaban pidiendo que hiciera una predicción, sino que revelara con la ayuda de Dios quién le había pegado. Los relatos paralelos de Mr 14:65 y Lu 22:64 muestran que los enemigos de Jesús le habían tapado la cara. Parece que eso explica que, al pedirle que dijera quién le había pegado, en realidad se estaban burlando de él.
la entrada. Lit. “el portal”. El relato de Marcos usa un término que puede significar ‘entrada’ o ‘vestíbulo’, lo que muestra que era más que una simple puerta (Mr 14:68). Parece que era una construcción más elaborada, como un pasillo o corredor, que conducía desde el patio hasta las puertas que daban a la calle.
tu dialecto. O “tu acento”, “tu manera de hablar”. El acento o el dialecto galileo de Pedro quizá se reconocía por una pronunciación o un vocabulario regional diferente del hebreo que se hablaba en Judea. Algunos consideran que ese acento o ese vocabulario galileo tan característico era resultado de la influencia extranjera.
maldecir. Lo más probable es que Pedro estuviera invocando el mal sobre sí mismo. Es como si estuviera diciendo: “Que me castigue Dios si estoy mintiendo y en realidad sí conozco a Jesús”.
jurar. O “hacer un juramento”. Como tenía miedo, Pedro trató de convencer a los que lo rodeaban de que decía la verdad cuando afirmaba que no conocía a Jesús. Era como si jurara que sus palabras eran ciertas y pidiera que le ocurriera una desgracia si estuviera mintiendo.
ni en esto coincidían sus testimonios. Marcos es el único escritor de los Evangelios que explica que los testigos falsos del juicio de Jesús no estaban de acuerdo entre ellos.
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LAS ULTIMAS HORAS DE JESUS. (SEXTA PARTE)
MATEO: Cuando llegó la mañana, todos los sacerdotes principales y los ancianos del pueblo se reunieron para decidir qué hacer para darle muerte a Jesús. 2 Y, después de atarlo, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador.
3 Entonces Judas, el que lo traicionó, al ver que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y fue a devolverles las 30 monedas de plata a los sacerdotes principales y a los ancianos, 4 y les dijo: “Pequé al traicionar sangre inocente”. Pero ellos le respondieron: “¿Y a nosotros qué nos importa? ¡Eso es cosa tuya!”. 5 Así que él arrojó las monedas de plata en el templo y salió de allí. Luego fue y se ahorcó. 6 Pero los sacerdotes principales recogieron las monedas de plata y dijeron: “No está permitido ponerlas en el tesoro sagrado, porque es dinero manchado de sangre”. 7 Después de hablarlo entre ellos, compraron con ese dinero el campo del alfarero para enterrar allí a los extraños. 8 Por eso, a ese campo todavía hoy lo llaman Campo de Sangre. 9 Entonces se cumplió lo que se había dicho por medio del profeta Jeremías: “Y tomaron las 30 monedas de plata, el precio que le pusieron al hombre, el precio que le pusieron algunos de los hijos de Israel, 10 y con ellas compraron el campo del alfarero, como me había ordenado Jehová”.
11 Jesús estaba ante el gobernador, y este le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. A lo que Jesús le respondió: “Sí, tú mismo lo estás diciendo”. 12 Pero no contestó nada mientras lo acusaban los sacerdotes principales y los ancianos. 13 Entonces Pilato le preguntó: “¿Es que no oyes cuántas cosas testifican contra ti?”. 14 Pero él no le contestó nada, ni una palabra. Y esto sorprendió mucho al gobernador.
15 Ahora bien, en cada fiesta, el gobernador acostumbraba poner en libertad a un preso, el que la gente quisiera. 16 Por aquel entonces había un preso muy conocido llamado Barrabás. 17 Así que Pilato le preguntó a la gente que se había reunido allí: “¿A quién quieren que les ponga en libertad: a Barrabás, o a Jesús, al que llaman Cristo?”. 18 Y es que Pilato se daba cuenta de que lo habían entregado por envidia. 19 Además, mientras estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió este mensaje: “No tengas nada que ver con ese hombre justo. Hoy sufrí mucho en un sueño a causa de él”. 20 Pero los sacerdotes principales y los ancianos convencieron a las multitudes de que pidieran la libertad para Barrabás y la muerte para Jesús. 21 El gobernador les volvió a preguntar: “¿A cuál de los dos quieren que les ponga en libertad?”. Y ellos respondieron: “¡A Barrabás!”. 22 Pilato les dijo: “Entonces, ¿qué hago con Jesús, al que llaman Cristo?”. Todos contestaron: “¡Al madero con él!”. 23 Él les dijo: “Pero ¿por qué? ¿Qué mal ha hecho?”. Con todo, ellos gritaban más alto todavía: “¡Al madero con él!”.
24 Al ver que no conseguía nada, sino que se estaba armando un alboroto, Pilato tomó agua, se lavó las manos delante de la gente y dijo: “Soy inocente de la sangre de este hombre. Ahora es cosa de ustedes”. 25 Al oír esto, todo el pueblo respondió: “¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte!”. 26 Así que él les puso en libertad a Barrabás, pero hizo que a Jesús le dieran latigazos, y lo entregó para que lo ejecutaran en el madero.
MARCOS: Apenas amaneció, los sacerdotes principales, los ancianos y los escribas —es decir, todo el Sanedrín— se reunieron para decidir qué hacer; y, después de atar a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato. 2 Y Pilato le hizo esta pregunta: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Él le contestó: “Sí, tú mismo lo estás diciendo”. 3 Pero los sacerdotes principales lo acusaban de muchas cosas. 4 Entonces Pilato se puso de nuevo a interrogarlo. Le dijo: “¿No respondes nada? Mira de todo lo que te acusan”. 5 Pero Jesús ya no le respondió nada más, y eso dejó asombrado a Pilato.
6 Ahora bien, en cada fiesta, Pilato solía poner en libertad al preso que la gente pidiera. 7 En ese entonces estaba en prisión un hombre llamado Barrabás, a quien habían encarcelado con los rebeldes que habían cometido asesinato en su rebelión contra las autoridades. 8 Así que la multitud se acercó y empezó a pedirle a Pilato que hiciera por ellos lo que solía hacer. 9 Él les contestó: “¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los judíos?”. 10 Y es que Pilato se daba cuenta de que los sacerdotes principales lo habían entregado por envidia. 11 Pero los sacerdotes principales incitaron a la multitud a que más bien pidiera la libertad para Barrabás. 12 Pilato, dirigiéndose a ellos de nuevo, les dijo: “Entonces, ¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman el rey de los judíos?”. 13 Ellos volvieron a gritar: “¡Al madero con él!”. 14 Y Pilato les decía: “Pero ¿por qué? ¿Qué mal ha hecho?”. Con todo, ellos gritaron más alto todavía: “¡Al madero con él!”. 15 Así que Pilato, como quería complacer a la multitud, les puso en libertad a Barrabás. Y, después de ordenar que le dieran latigazos a Jesús, lo entregó para que lo ejecutaran en el madero.
LUCAS: Cuando se hizo de día, se reunió la asamblea de los ancianos del pueblo, tanto los sacerdotes principales como los escribas. Ellos llevaron a Jesús dentro de la sala del Sanedrín y le dijeron: 67 “Dinos si eres el Cristo”. Él les contestó: “Aunque se lo dijera, nunca lo creerían. 68 Además, si yo les preguntara algo, ustedes no me responderían. 69 Pero, de aquí en adelante, el Hijo del Hombre estará sentado a la poderosa derecha de Dios”. 70 A esto, todos preguntaron: “Entonces, ¿eres tú el Hijo de Dios?”. “Sí, ustedes mismos están diciendo que lo soy”, contestó él. 71 Y ellos dijeron: “¿Para qué necesitamos más testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca”.
Así que toda la multitud, sin excepción, se levantó y llevó a Jesús ante Pilato. 2 Entonces comenzaron a acusarlo. Decían: “Encontramos a este hombre alborotando* a nuestra nación, prohibiendo pagar impuestos a César y diciendo que él mismo es Cristo, un rey”. 3 A continuación, Pilato le hizo esta pregunta: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Él le contestó: “Sí, tú mismo lo estás diciendo”. 4 Pilato entonces les dijo a los sacerdotes principales y a las multitudes: “Yo a este hombre no lo encuentro culpable de ningún delito”. 5 Pero ellos insistían: “Alborota al pueblo enseñando por toda Judea; comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí”. 6 Al oír eso, Pilato preguntó si el hombre era galileo. 7 Después de averiguar que él estaba bajo la jurisdicción de Herodes, se lo envió a Herodes, quien también estaba en Jerusalén en esos días.
8 Cuando Herodes vio a Jesús, se alegró mucho. Hacía bastante tiempo que quería ver a Jesús, ya que había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verlo hacer algún milagro.* 9 Entonces empezó a hacerle muchísimas preguntas, pero él no le contestó nada. 10 En cambio, los sacerdotes principales y los escribas se levantaban y lo acusaban llenos de rabia. 11 Entonces Herodes, junto con sus soldados, lo trató con desprecio y se burló de él poniéndole una ropa espléndida.* Después se lo devolvió a Pilato. 12 Ese mismo día, Herodes y Pilato, que hasta ese momento habían sido enemigos, se hicieron amigos.
13 Luego Pilato convocó a los sacerdotes principales, a los gobernantes y al pueblo, 14 y les dijo: “Ustedes me trajeron a este hombre afirmando que incita al pueblo a la rebelión. Pero, miren, lo interrogué delante de ustedes y no encontré ninguna base para las acusaciones que presentan contra él. 15 De hecho, Herodes tampoco, porque nos lo devolvió. Miren, este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte. 16 Por lo tanto, lo castigaré y lo pondré en libertad”. 17 -- 18 Pero la multitud entera gritó: “¡Acaba con este hombre* y déjanos en libertad a Barrabás!”. 19 (A este lo habían metido en la cárcel por una rebelión contra las autoridades* que había tenido lugar en la ciudad y por asesinato). 20 Pilato los llamó de nuevo porque quería poner en libertad a Jesús. 21 Entonces ellos se pusieron a pedir a gritos: “¡Al madero con él! ¡Al madero con él!”. 22 Por tercera vez les dijo: “Pero ¿por qué? ¿Qué mal ha hecho este hombre? Yo no he encontrado en él nada que merezca la muerte. Por lo tanto, lo castigaré y lo pondré en libertad”. 23 Con esto, ellos se pusieron a insistir y a pedir a gritos que fuera ejecutado en el madero, y sus voces acabaron imponiéndose. 24 Así que Pilato tomó la decisión de que se hiciera lo que ellos solicitaban. 25 Puso en libertad al que ellos pedían, a quien habían encarcelado por sedición y asesinato. Pero les entregó a Jesús para que hicieran con él lo que quisieran.
JUAN: Entonces llevaron a Jesús de la casa de Caifás a la residencia del gobernador —era temprano por la mañana—, pero ellos mismos no entraron en la residencia del gobernador para no contaminarse y así poder comer la Pascua. 29 Por eso Pilato salió adonde estaban ellos y les preguntó: “¿De qué acusan a este hombre?”. 30 Le contestaron: “Si este hombre no fuera un delincuente,* no te lo habríamos entregado”. 31 De modo que Pilato les dijo: “Llévenselo y júzguenlo ustedes según su ley”.y Los judíos le dijeron: “A nosotros no se nos permite matar a nadie”. 32 Esto pasó para que se cumplieran las palabras que Jesús había dicho sobre la manera en que iba a morir.
33 Pilato entró de nuevo en la residencia del gobernador, llamó a Jesús y le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. 34 Jesús le contestó: “¿Salió de ti hacer esta pregunta, o es que otros te han hablado de mí?”. 35 Y Pilato le dijo: “¿Acaso soy yo judío? Tu propia nación y los sacerdotes principales te entregaron a mí. ¿Qué fue lo que hiciste?”. 36 Jesús le respondió: “Mi Reino no es parte de este mundo. Si mi Reino fuera parte de este mundo, mis ayudantes habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero la realidad es que mi Reino no es de aquí”. 37 Así que Pilato le preguntó: “¿O sea, que tú eres rey?”. Jesús le contestó: “Sí, tú mismo estás diciendo que yo soy rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad.g Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz”. 38 Pilato le preguntó: “¿Qué es la verdad?”.
Después de decir esto, salió de nuevo adonde estaban los judíos y les dijo: “Yo no encuentro que sea culpable de nada. 39 Además, ustedes tienen la costumbre de que les ponga en libertad a un preso durante la Pascua. ¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los judíos?”. 40 Ellos volvieron a gritar: “¡No, a él no! ¡A Barrabás!”. Y Barrabás era un ladrón.
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Pilato, el gobernador. Gobernador o prefecto romano de Judea nombrado por el emperador Tiberio en el año 26 de nuestra era. Gobernó durante unos 10 años. Varios escritores no bíblicos mencionan a Pilato. Por ejemplo, el historiador romano Tácito escribió que Pilato había ordenado la ejecución de Cristo durante el reinado de Tiberio. En el antiguo teatro romano de Cesarea (Israel) se encontró una inscripción en latín que dice: “Poncio Pilato, prefecto de Judea”.
sintió remordimiento. Aunque la palabra griega que se usa aquí (metamélomai) puede tener un sentido positivo (como en Mt 21:29, 32 y 2Co 7:8, donde se traduce como “arrepentirse” o “lamentar”), no hay indicios de que Judas estuviera realmente arrepentido. Cuando la Biblia habla de arrepentirse ante Dios, usa otro término: metanoéō (que se traduce como “arrepentirse” en Mt 3:2; 4:17; Lu 15:7 y Hch 3:19). Este término implica un gran cambio en la manera de pensar, en la actitud y en las metas de la persona. Pero Judas volvió a hablar con los mismos hombres con los que había conspirado, y luego se suicidó. Estas acciones demostraron que su retorcida forma de pensar no había cambiado.
inocente. Algunos manuscritos antiguos lo traducen como “justa”.
templo. Aquí se usa una palabra griega (naós) que puede referirse a todo el complejo del templo, con los patios incluidos, y no solo al santuario propiamente dicho.
se ahorcó. En Hch 1:18, Lucas dice que Judas cayó y su cuerpo se reventó. Mateo parece describir cómo quiso suicidarse Judas, mientras que Lucas describe el resultado. Si combinamos los dos relatos, parece que Judas se colgó al borde de un precipicio, pero en algún momento la soga o la rama del árbol se rompió y él cayó y se reventó contra las rocas que había abajo. El terreno que rodea Jerusalén permite llegar a esa conclusión.
tesoro sagrado. Esta expresión puede referirse al lugar del templo donde, según Jn 8:20, “estaban las arcas del tesoro”. Parece que se encontraba en lo que se conocía como el Patio de las Mujeres, donde había 13 arcas del tesoro. Se cree que en el templo también había una cámara del tesoro principal donde se guardaba el dinero depositado en las arcas del tesoro.
dinero manchado de sangre. Lit. “precio de sangre”, es decir, el dinero que se pagaba por derramar sangre.
compraron con ese dinero. Mateo es el único que dice que los sacerdotes principales compraron un campo con las 30 piezas de plata que Judas les devolvió. Por eso en Hch 1:18, 19 se le atribuye la compra a Judas.
campo del alfarero. Desde el siglo cuarto de nuestra era, se ha creído que este campo se encontraba en la ladera sur del valle de Hinón, a poca distancia de donde se une al valle de Cedrón. Parece que en ese lugar trabajaban los alfareros. Mt 27:8 y Hch 1:19 indican que el campo llegó a conocerse como Campo de Sangre o Akéldama.
todavía hoy. Esta expresión indica que pasó algún tiempo entre los sucesos que se narran y el momento en el que se pusieron por escrito. El Evangelio de Mateo se escribió probablemente alrededor del año 41 de nuestra era.
se cumplió lo que se había dicho por medio del profeta Jeremías. Las palabras que aparecen a continuación parecen ser una cita de Zac 11:12, 13 parafraseada por Mateo. Bajo inspiración divina, Mateo las aplicó a las circunstancias que las cumplían. En tiempos de Mateo, el libro de Jeremías era el primero del grupo de los libros proféticos. Por eso es posible que con su nombre se refirieran a todo el grupo de libros, incluido el de Zacarías.
¿Eres tú el rey de los judíos? Ningún rey podía gobernar en el territorio del Imperio romano sin el consentimiento de César. Al parecer esa fue la razón por la que Pilato concentró su interrogatorio en la cuestión del reinado de Jesús.
tú mismo lo estás diciendo. De este modo Jesús responde afirmativamente a la pregunta de Pilato. Aunque Jesús admite ante Pilato que es rey, lo es en un sentido diferente del que Pilato se imagina. El Reino de Jesús “no es parte de este mundo”, así que no representa una amenaza para Roma.
acostumbraba poner en libertad a un preso. Los cuatro escritores de los Evangelios registraron este incidente (Mr 15:6-15; Lu 23:16-25; Jn 18:39, 40). En las Escrituras Hebreas no hay nada que sirva de base para esta costumbre de los judíos. Aun así, en los días de Jesús, parece que se había convertido en una tradición. Es probable que a los romanos no les resultara extraño, porque hay muchas pruebas de que ellos liberaban presos para complacer a las multitudes.
tribunal. Por lo general era una plataforma elevada, al aire libre, donde se sentaban las autoridades para dirigirse a las multitudes y anunciarles sus decisiones judiciales.
un sueño. Todo indica que fue de origen divino. Mateo es el único escritor de los Evangelios que incluyó este incidente en el relato inspirado.
se lavó las manos. Gesto simbólico con el que alguien afirmaba que era inocente y que estaba libre de cualquier responsabilidad en un asunto. Se menciona esta costumbre judía en Dt 21:6, 7 y Sl 26:6.
¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte! O “¡Que venga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!”.
volvieron a gritar. Según Lu 23:18-23, al menos tres veces la multitud le pidió a gritos a Pilato que ejecutara a Jesús. El relato de Marcos indica que en tres ocasiones Pilato le hizo a la multitud preguntas sobre Jesús (Mr 15:9, 12, 14).
Herodes. Es decir, Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande. Antipas era gobernante de distrito (tetrarca) de Galilea y Perea. Solo Lucas señala que llevaron a Jesús ante Herodes
una ropa espléndida. Esta ropa espléndida, que posiblemente era blanca, quizá era una de las propias prendas de vestir reales de Herodes Antipas. Es posible que Antipas, que era gobernador de distrito de Galilea y Perea, y afirmaba ser judío, se la haya puesto a Jesús para burlarse de él por su afirmación de que era el rey de los judíos, antes de enviarlo de vuelta a Pilato. La palabra griega (esthḗs) que aquí se traduce “ropa” por lo común se refiere a prendas de vestir adornadas. Con este tipo de ropa aparecieron vestidos los ángeles (Lu 24:4; ver también Snt 2:2, 3). Esta palabra griega también se emplea para referirse a las ropas reales que se puso Herodes Agripa I (Hch 12:21). El término griego (lamprós) que se traduce “espléndida” en este versículo viene de otro que significa ‘brillar’. En el caso de la ropa, se refiere a una prenda de vestir de calidad, a veces brillante o blanca. Al parecer, era diferente del manto rojo escarlata, también llamado manto púrpura, con el que los soldados de Pilato más tarde vistieron a Jesús en la residencia del gobernador (Mt 27:27, 28, 31; Jn 19:1, 2, 5; ver las notas de estudio de Mt 27:28; Mr 15:17). Parece que Herodes, Pilato y los soldados romanos tenían la misma intención al vestir a Jesús con esos dos tipos de prendas: burlarse de él por afirmar ser el rey de los judíos.
Lucas 23:17. En este versículo, algunos manuscritos dicen: “Ahora bien, él tenía la obligación de ponerles en libertad a un hombre de fiesta en fiesta”, pero estas palabras no aparecen en varios manuscritos antiguos y confiables, y al parecer no forman parte del texto original de Lucas. Unos pocos manuscritos añaden esas líneas después del versículo 19. Sí hay frases parecidas, con leves diferencias, en Mt 27:15 y Mr 15:6, donde no existen dudas sobre el texto original. Se piensa que hubo copistas que añadieron estas palabras aquí en Lucas como una explicación, basándose en los relatos paralelos de Mateo y Marcos.
temprano por la mañana. Es decir, la mañana del 14 de nisán, el día del juicio y la muerte de Jesús. La Pascua había comenzado la noche anterior después de la puesta del sol y, como se ve en los otros Evangelios, Jesús y sus apóstoles ya habían comido la cena de la Pascua esa noche (Mt 26:18-20; Mr 14:14-17; Lu 22:15). Por lo tanto, en este versículo, “comer la Pascua” tiene que referirse a la cena del 15 de nisán, que era el primer día de la Fiesta de los Panes Sin Levadura. En los días de Jesús, a veces se llamaba “Pascua” a las dos fiestas juntas: la Pascua (14 de nisán) y la Fiesta de los Panes Sin Levadura (15-21 de nisán) que le seguía (Lu 22:1).
Mi Reino no es parte de este mundo. Cuando Pilato le preguntó “¿Qué fue lo que hiciste?”, Jesús no le dio una respuesta directa (Jn 18:35). En vez de eso, se centró en la pregunta que le había hecho antes: “¿Eres tú el rey de los judíos?” (Jn 18:33). En su breve contestación, mencionó tres veces el Reino del que sería Rey. Al decir que su Reino “no es parte de este mundo”, Jesús mostró que su Reino no es de origen humano. Esto concuerda con lo que había dicho en otras ocasiones sobre “el Reino de los cielos” o “el Reino de Dios” (Mt 3:2; Mr 1:15). También había dicho que sus discípulos “no son parte del mundo”, refiriéndose a la sociedad humana que no obedece a Dios y está apartada de él y de sus siervos (Jn 17:14, 16). Además, con las palabras que le había dirigido a Pedro la noche anterior había dejado claro que sus discípulos no tendrían que pelear para defenderlo, como lo harían los partidarios de un rey humano.
tú mismo estás diciendo que yo soy rey. Con esta respuesta, Jesús confirma que es rey (Mt 27:11; comparar con las notas de estudio de Mt 26:25, 64). Pero el reinado de Jesús no es como se lo imagina Pilato, ya que su Reino “no es parte de este mundo” y, por lo tanto, no es una amenaza para Roma.
dar testimonio de. Tal como se usan en las Escrituras Griegas Cristianas, las palabras griegas que se traducen “dar testimonio” (martyréō), “testimonio” (martyría) y “testigo” (mártys) tienen un significado amplio. Son términos relacionados que se emplean con el sentido básico de dar testimonio de los hechos que se conocen de primera mano o por experiencia propia. También pueden incluir la idea de ‘proclamar’, ‘confirmar’ o ‘hablar bien de algo’. Jesús no solo dio testimonio de las verdades de las que estaba convencido y las proclamó, sino que también vivió de tal modo que demostró que las palabras proféticas y las promesas de su Padre eran verdaderas (2Co 1:20). Ya se había predicho en detalle el propósito de Dios con respecto al Reino y su Rey mesiánico. Durante su vida en la tierra, que culminó con su muerte en sacrificio, Jesús cumplió todas las profecías relacionadas con él, incluso las “sombras” o patrones que se encontraban en el pacto de la Ley (Col 2:16, 17; Heb 10:1). Así que se puede decir que, por lo que dijo y por lo que hizo, Jesús dio testimonio de la verdad.
la verdad. Jesús no se estaba refiriendo a la verdad en general, sino a la relacionada con el propósito de Dios. Un elemento clave del propósito de Jehová es que Jesús, el “hijo de David”, actúe como Sumo Sacerdote y Rey del Reino de Dios (Mt 1:1). Jesús explicó que una de las razones principales por las que vino al mundo como ser humano, vivió en la tierra y efectuó su ministerio fue para declarar la verdad acerca de ese Reino. Antes de que él naciera en Belén de Judea, la ciudad natal de David, y también al momento de su nacimiento, los ángeles declararon un mensaje similar.
¿Qué es la verdad? Parece que la pregunta de Pilato se refiere a la verdad en general, no específicamente a “la verdad” de la que Jesús acaba de hablar (Jn 18:37). Si hubiera sido una pregunta sincera, sin duda Jesús la habría respondido. Pero probablemente Pilato se la hace de forma retórica con un tono escéptico, de incredulidad cínica, como diciendo: “¿La verdad? ¿Qué es eso? ¡Eso no existe!”. De hecho, Pilato ni siquiera espera la respuesta, sino que deja a Jesús y sale a hablar con los judíos.
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