Lunes 20 de febrero
Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo (1 Juan 3:20).
A veces, nuestro corazón imperfecto puede engañarnos y hacernos sentir que no servimos para nada o que no merecemos que nos quieran (1 Juan 3:19). Por eso, tal vez lleguemos a pensar que el sacrificio de Jesús no puede cubrir nuestros pecados. Cuando nos sintamos así, recordemos que “Dios es más grande que nuestro corazón”. Aunque sintamos que nuestro Padre celestial no nos ama ni nos perdona, la realidad es que sí nos ama y sí nos perdona. Tenemos que convencer a nuestro corazón para que lo acepte. Para lograrlo, tenemos que estudiar su Palabra todos los días, orar con frecuencia y pasar tiempo con los hermanos de manera regular. ¿Por qué son tan importantes estas tres cosas? Porque así conoceremos cada vez mejor la hermosa personalidad de Jehová y nos daremos cuenta de lo mucho que nos quiere. Meditar cada día en la Biblia nos ayudará a pensar con más claridad y “rectificar las cosas” en nuestra mente y nuestro corazón (2 Tim. 3:16). w21.04 23, 24 párrs. 12, 13
Martes 21 de febrero
A Dios clamaré, y él me oirá (Sal. 77:1).
Claro está, si queremos tener una fe fuerte, no basta con que aprendamos cosas. Debemos meditar en lo que estamos aprendiendo. Pensemos en el escritor del Salmo 77. Estaba angustiado porque le parecía que él y los demás israelitas habían perdido la aprobación de Jehová. Se sentía tan preocupado que no podía ni dormir por las noches (versículos 2-8). ¿Qué hizo? Le dijo a Jehová: “Meditaré en todas tus actividades y reflexionaré en tu modo de actuar” (versículo 12). Claro, él conocía de sobra las cosas que Jehová había hecho por su pueblo en el pasado. Pero aun así se preguntaba: “¿Se ha olvidado Dios de concedernos su favor, o será que su furia ha anulado su misericordia?” (versículo 9). El escritor de este salmo reflexionó en los actos de Jehová y en la misericordia y en la compasión que había mostrado en el pasado (versículo 11). Como resultado, quedó convencido de que Jehová no abandonaría a su pueblo (versículo 15). w22.01 30, 31 párrs. 17, 18
Jueves 23 de febrero
Amemos con hechos y de verdad (1 Juan 3:18).
Cuando amamos de esa manera, también demostramos gratitud por el rescate, ya que Jesús no dio su vida solo por nosotros, sino también por nuestros hermanos. Si él estuvo dispuesto a morir por ellos, es porque los ama mucho (1 Juan 3:16-18). La manera en que los tratamos es un reflejo de nuestro amor por ellos (Efes. 4:29, 31-5:2). Los ayudamos cuando están enfermos o cuando están pasando por duras pruebas, como por ejemplo un desastre natural. Pero ¿cómo debemos reaccionar cuando un hermano hace o dice algo que nos ofende? ¿Tenemos la tendencia a guardar rencor? (Lev. 19:18). Si es así, pongamos en práctica este consejo: “Sigan soportándose unos a otros y perdonándose con generosidad incluso si alguno tiene una razón para quejarse de otro. Jehová los perdonó con generosidad a ustedes, así que hagan ustedes igual” (Col. 3:13). Cada vez que perdonamos a un hermano, le demostramos a nuestro Padre celestial que agradecemos el rescate de verdad. w21.04 18 párrs. 12, 13
_______________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario